Nunca en la historia reciente de Nuevo León hemos enfrentado una crisis hídrica de la magnitud que experimentamos en este momento. Y, lamentablemente, quienes deberían liderar con solvencia y eficiencia el desafío que esto representa, parecen no estar a la altura.
El titular de Agua y Drenaje de Monterrey, Juan Ignacio Barragán, se ha convertido en una figura que, más que transmitir soluciones y certeza, proyecta desaciertos e incapacidad. Pero… ¿cómo es posible que en una crisis de tal magnitud, donde la gestión adecuada del agua es vital, el líder de esta institución no posea el perfil necesario para enfrentarla?
Nuevo León clama por un líder que posea conocimientos científicos y técnicos, que comprenda las dimensiones y las posibles soluciones a la crisis hídrica que enfrentamos. La dirección de Agua y Drenaje no debería ser una posición política; es una posición de alta responsabilidad que debería estar en manos de alguien que realmente comprenda la problemática y pueda proponer soluciones reales y efectivas.
La reciente inasistencia de Barragán al Congreso local, excusándose por “múltiples tareas emergentes”, no es más que la demostración de un desprecio hacia la ciudadanía y hacia una institución que representa al pueblo. Cabe destacar que desde el 27 de septiembre ya se le había citado, siendo el agua un tema prioritario, no se comprende qué tarea podría ser más urgente que comparecer ante el Congreso.
Esta falta de compromiso y seriedad ha generado que representantes de diferentes corrientes políticas coincidan en que es hora de que Barragán deje su puesto. Si los mismos líderes de bancada de Morena y el PAN, como Waldo Fernández y Carlos de la Fuente, piden su renuncia, es evidente que algo no está funcionando.
Afrontar la peor crisis hídrica desde la década de los 70 exige no sólo acciones, sino también liderazgo adecuado. Nuevo León merece un titular de Agua y Drenaje que realmente entienda la magnitud de la crisis, que tenga el perfil correcto y que, sobre todo, esté comprometido con la ciudadanía a la que sirve. Es tiempo de exigir cambios, de priorizar el bienestar y el futuro de Nuevo León por encima de intereses políticos.
La ausencia de Barragán en una cita tan crucial no sólo es un acto de irresponsabilidad, sino que pone de manifiesto una falta de compromiso con la situación extrema que vive Nuevo León. Los argumentos esgrimidos para no presentarse, lejos de ser aceptables, resaltan una falta de organización y de priorización de las tareas que son esenciales en medio de una crisis.
Resulta inadmisible que, en lugar de estar al frente de soluciones innovadoras y estratégicas, se evada la rendición de cuentas y se ignore la responsabilidad de explicar acciones y decisiones ante el Congreso local. Más aún, cuando el propio director reconoce las deficiencias en el suministro de agua. La ciudadanía merece respuestas, y no sólo eso, merece acciones concretas y efectivas.
Es fundamental recordar que la dirección de una institución como Agua y Drenaje no es simplemente un cargo administrativo; es una responsabilidad ante miles de ciudadanos que esperan respuestas en un momento crítico para la región. La falta de comparecencia de Barragán es un desaire que no sólo hiere la confianza en la institución, sino en toda la estructura gubernamental que permite que este tipo de comportamientos persistan.
Es imperativo que dejemos de lado las trincheras políticas y comencemos a pensar en soluciones reales y sostenibles. La gestión del agua no puede ser rehén de intereses particulares o de luchas por el poder. Es hora de exigir no solo la renuncia de quienes no están a la altura del desafío, sino también de instaurar un liderazgo técnico, científico y comprometido con el bienestar de Nuevo León.
Nuestro estado, con su rica historia y su gente trabajadora, merece mucho más que excusas y evasivas. Merece liderazgo, transparencia y, sobre todo, soluciones efectivas para enfrentar y superar esta crisis hídrica. Basta de excusas, ya es tiempo de actuar por el bienestar de las familias nuevoleonesas.