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Opinión

Piedritas en el camino del nearshoring

Luz sobre luz

Nuevo León sigue siendo el absoluto campeón nacional del nearshoring, y las cifras al cierre de 2024 lo ratifican.

Sin embargo, ¿acaso hay riesgos de que este proceso de atracción de inversión extranjera se atrofie cuando hoy es el estado considerado “el gran motor del desarrollo del país”?

Sí, sí los hay.

Pero primero, revisemos los números.

Nuevo León captó $25,500 millones de dólares de IED entre 2023 y 2024, de acuerdo con un reporte de Integralia Consultores, casi duplicando así a Sonora, que fue el segundo estado con mejor captación en el mismo período, al sumar $14,000 millones.

El tercer lugar es Querétaro, y el cuarto es Coahuila (y, por cierto, ni Jalisco ni Ciudad de México figuraron en el “top five” de este ranking).

Así, lo captado por Nuevo León representa el 72% del total invertido en el país. No cabe duda de que este estado se cuece aparte.

Esto podría trazar un futuro enormemente atractivo para Nuevo León y para muchos actores, pues las empresas que llegan también necesitan ser proveídas de insumos, lo que puede representar gran negocio para muchas empresas locales.

Pero existen serios nubarrones en el cielo del “futuro del nearshoring”, unos particulares de Nuevo León y otros generalizados para todo el país.

Empecemos por los segundos, donde lo primero que destaca es la incertidumbre que generan las palabras de Donald Trump con respecto a las amenazas de aranceles, así como los probables escenarios de lo que pueda ocurrir al final del camino con esas amenazas.

La lógica con la que se sostiene el nearshoring es que producir en México hace a las empresas más competitivas, con el objetivo de vender al mercado estadounidense y quizá también a los mercados mundiales.

Pero si las empresas tendrán que pagar impuestos para vender a EUA, la ecuación cambia, y no necesariamente salen las cuentas.

Habrá que ver, claro está, en qué productos terminan imponiéndose aranceles, y sobre empresas de qué nacionalidades.

Una gran preocupación de Trump, que además es comprensible, es que a México están llegando infinidad de empresas chinas que se establecen aquí para venderle a EUA, muchas veces disfrazadas como empresas mexicanas.

Frente a la guerra comercial que hay con China, este nearshoring es visto por EUA como una trampa nociva a sus políticas arancelarias y objetivos comerciales.

Esta situación puede marcar una seria diferencia para las inversiones que está recibiendo Nuevo León.

Tan sólo entre 2021 y 2024, Nuevo León reportó que el 25% de las inversiones pactadas para establecerse en el estado provenían de China. 

Más de 100 empresas chinas han puesto sus ojos en NL desde que, en 2017, se anunció la construcción del parque industrial Hofusan, ubicado en Salinas Victoria, dedicado exclusivamente a plantas de origen chino.

Pero, claro está, hoy los ejecutivos chinos que se han instalado en NL están sumamente nerviosos, y los que pensaban hacerlo, están cautelosos.

Ojo, instalarse aquí también les abre puertas al mercado mexicano y latinoamericano, pero nada se compara con los planes para vender sus productos en EUA.

Por otro lado, habrá que ver cómo las probables nuevas reglas de Trump impactan en las empresas de origen norteamericano, o sea, de EUA, Canadá o México.

Una movida inteligente sería que a esas sí se les incentive a instalarse en el norte mexicano para así hacer más competitiva a la región de Norteamérica en su conjunto y satisfacer mejor las cadenas de producción norteamericanas.

Pero hablábamos de otros nubarrones para el nearshoring que son exclusivos de Nuevo León.
Estos son, básicamente, tres.

Uno es la disponibilidad de energía eléctrica.

Reportes de la propia CFE indican que Nuevo León está al 90% de su capacidad eléctrica, por lo que, si sigue creciendo sin que la infraestructura eléctrica vaya a la par, el estado quedará impedido para atraer nuevas grandes inversiones industriales.

Dos: el otro nubarrón es la disponibilidad de agua a futuro en NL, sobre todo a largo plazo.

Nuevo León enfrentó con dureza la crisis de agua de 2022, ante la realidad de la falta de fuentes suficientes y seguras de abasto.

En 2024, el huracán Alberto atemperó la crisis momentáneamente, pero si no vuelve a llover en esas cantidades, para 2027 —o antes— volveremos a enfrentar los mismos dilemas del agua.

Y tres: el precio de la tierra está subiendo como efecto del propio incremento del nearshoring. ¿Seguirá siendo tan atractivo venir a este estado si el suelo sigue costando más y más caro?

Otros estados vecinos podrían empezar a verse más apetecibles por este fenómeno.

Ahí los nubarrones, ahí las realidades.

Está claro dónde es que Nuevo León tiene que trabajar y fijar sus metas.

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