Continuando con la evocación por los 90 años de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), referiré una de las instituciones que ha tenido mayor trascendencia en el desarrollo social y humano del norte de México: el Hospital Universitario Dr. José Eleuterio González (HU), veámoslo a continuación.
Desde los albores del Siglo XIX existió la visión de conformar una escuela de medicina con su propio departamento clínico. En 1828, el gobierno estatal intentó fundar la primera escuela de medicina bajo la dirección del médico italiano Pascual Costanza; sin embargo, no fue posible debido a la precariedad de las finanzas públicas. Sería hasta 1859 y 1860 cuando el Dr. José Eleuterio González logró establecer la Escuela de Medicina y el Hospital Civil, respectivamente. Con la muerte del sabio benemérito ocurrida en 1888 y la posterior inestabilidad provocada por la Revolución mexicana, se comenzó a disociar el concepto Hospital-Escuela, generándose dos polos separados durante las primeras décadas del Siglo XX. A partir de la década de los treinta, el referido binomio volvería a cobrar relevancia en el cuerpo médico de la Facultad de Medicina, destacando las iniciativas de los directores Eusebio Guajardo Zambrano y Ángel Martínez Villarreal. Factores sociales y políticos evitaron que se llevara a cabo este proyecto que desde entonces se inmortalizó con el emblema “Todo servicio de asistencia debe hacerse en función de la enseñanza”.
Corresponde a la administración del gobernador Dr. Ignacio Morones Prieto (1949-1952) la materialización de este proyecto. Habiendo cursado la carrera de médico en la Universidad de San Luis Potosí, en donde los estudiantes contaban con un espacio clínico para su adiestramiento, tenía la convicción además de la voluntad para llevar a cabo este importante plan académico que fortalecería la función social de la Universidad de Nuevo León (UNL). El 28 de mayo de 1952, acordó que el estado cediera el Hospital Civil a la UNL para que a través de la Facultad de Medicina lo administrará en bien de la enseñanza y la asistencia médica. En ese mismo acuerdo se estipuló que el director de la Facultad asumiera automáticamente el mando del hospital, desde entonces Universitario. El hospital se entregó en sesión solemne a la facultad hace 71 años, el dos de junio de 1952. De este modo, el nosocomio no sólo se convertía en el Departamento Clínico de la Facultad de Medicina, dependiendo técnicamente de ésta, sino que su director asumía el mando único de ambos establecimientos; consecuentemente, todos los médicos de planta del hospital deberían ser catedráticos de la facultad. Para entonces, la población de Nuevo León ascendía a 740,191 habitantes; para el área metropolitana de Monterrey, a 389,629 habitantes.
El acto de entrega recepción se llevó a cabo en la dirección del hospital, en el que estuvieron presentes el Sr. Raúl Villarreal, el Dr. David Peña, el Dr. Rodolfo Rangel, el director de la Facultad de Medicina Dr. Serapio Muraira, quien en dicho acto también asumiría el cargo de la dirección del nosocomio, el senador José Vivanco, en representación del Gobernador Dr. Ignacio Morones Prieto, el rector de la universidad, Lic. Raúl Rangel Frías, el Dr. Antonio Torres, el Dr. Apolonio Vallejo, el decano de la facultad, Dr. Antonio de la Garza, entre otras personalidades. Destacó el discurso pronunciado por Rangel Frías en el que trazó el nuevo rumbo del HU: “El destino del Hospital Civil es parte importante el destino de la universidad, cuya naturaleza y esencia van a quedar comprometidas en beneficio del pueblo ademas del estudiantado, porque es la primera vez que en la República un hospital de la importancia de éste queda en manos de la Facultad de Medicina. Se ha abierto un nuevo capítulo en la vida de la Universidad, y con la cooperación de los médicos practicantes, enfermeras y empleados administrativos, se colocará a la institución hospitalaria y de asistencia, en el plano de adelanto técnico y administrativo que merece pues a pesar de sus problemas, nunca como ahora se ha dado la oportunidad de afrontarlos, con lo cual el hospital va por el camino a resolver todos sus problemas de índole asistencial, docente y administrativo. Es un verdadero reto a la historia de Nuevo León. Seamos todos los universitarios dignos de ese reto, en que el cariño de nuestra alma mater nos hace confiar del triunfo que espera a la Universidad por el esfuerzo de todos sus hijos”.
El proceso de integración no fue fácil, requirió la voluntad además del esfuerzo de los médicos comprometidos con la causa de convertir el hospital en su departamento clínico. Fue hasta el 10 de enero de 1955 cuando se promulgó la Ley Orgánica del HU por medio del decreto 105, que garantizó certidumbre jurídica, en cuyo primer numeral se estableció que: “1.°.- El Hospital Dr. José Eleuterio González es una institución del estado dedicada a prestar servicios público y asistencial en función de la salud humana y de la enseñanza y del progreso de las ciencias médicas de Nuevo León. En consecuencia se considerará en lo sucesivo como una dependencia de la Universidad de Nuevo León, organizada como Departamento Clínico de la Facultad de Medicina de la citada institución, se regirá por los preceptos de esta ley y de las correspondientes a la Universidad de Nuevo León”.
Este ordenamiento legal constituyó un gran avance para establecer las bases firmes de lo que sería la organización administrativa, académica, asistencial, patrimonial y laboral del HU. La trayectoria del nosocomio es en buena medida la historia de la enseñanza y la práctica de las ciencias médicas en Nuevo León junto con el norte de México; por lo tanto, es necesario que las autoridades de todos los niveles procuren acrecentar los recursos de esta noble institución cuyas necesidades han crecido exponencialmente.
Un gobierno humanista fortalecería el presupuesto del campus médico de la UANL, debido a la misión que cumple en la entidad y el norte del país, pero como este gobierno está bajo el signo del Instagram solamente difunde historias para convencer a sus seguidores de que los nuevoleoneses tenemos hospitales de primer mundo.
En conclusión, Nuevo León exige que los gobernantes se comprometan con las instituciones que benefician a lo único importante: la gente.
