En un contexto global incierto, marcado por el regreso de discursos proteccionistas que cambian de la noche a la mañana, Nuevo León ha decidido no esperar sentado.
Salimos al mundo a mostrar nuestro potencial económico, y la reciente gira de trabajo del gobernador por Europa confirma que esta apuesta fue acertada.
En apenas una semana de trabajo se concretaron $3,200 millones de dólares en inversión extranjera directa y la generación de 11,500 nuevos empleos. Para dimensionar este logro: durante todo el sexenio anterior, Nuevo León captó $18,000 millones de dólares.
Esto no se trata de un caso aislado. Hoy, Nuevo León supera los $70,000 millones de dólares en inversión extranjera directa acumulada. Ese capital representa la confianza que el mundo tiene en nuestro estado, pero también oportunidades reales para nuestra gente: empleos mejor pagados, desarrollo de talento local, nuevas cadenas productivas y una mayor derrama económica.
Pero atraer capital es solo el principio. Lo más importante es que esa inversión se traduzca en una mejor calidad de vida. El verdadero reto es convertir esta bonanza económica en mejores servicios públicos, infraestructura digna y oportunidades que lleguen a todos.
Para que esa inversión rinda frutos para todos, desde el Congreso tenemos una tarea clara: legislar con visión de futuro y con sentido social. Impulsar lo Hecho en Nuevo León, fortalecer a nuestras PYMEs y garantizar que el crecimiento no solo beneficie a los grandes capitales, sino también a las familias, a los trabajadores y a las comunidades.
Esto también implica vigilar con responsabilidad. Ninguna empresa —por grande que sea— puede operar al margen de la ley. El respeto a nuestras normas laborales, ambientales y fiscales no es negociable. La inversión es bienvenida, pero no a costa de nuestros principios.
Como empresario, sé lo que significa invertir en tierra fértil. Si empresas del calibre de LEGO o Volvo están decidiendo invertir miles de millones de dólares para instalar sus plantas más grandes en Nuevo León, es porque hemos demostrado ser el mejor lugar para invertir y hacer negocios. Y hoy, más que nunca, Nuevo León es ese terreno fértil donde cada peso, dólar o euro sembrado tiene el potencial de multiplicarse.
La economía del futuro ya empezó, y en Nuevo León no solo estamos participando: estamos liderando.
