Caerá en sólo 4 días 80% más lluvia; viene respiro ante sequía
Depresión tropical aún en formación, traería desde el miércoles precipitación que superaría todo lo captado en primeros seis meses de 2023.
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Junio
2024
La racha seca que Nuevo León ha registrado todo este año podría romperse en tan sólo cuatro días, gracias a la formación de una depresión tropical que, por más leve o fuerte que termine siendo, traerá al estado más agua que el año pasado.
De concretarse el pronóstico —que al cierre de esta edición tiene un 70% de probabilidad—, el fenómeno meteorológico esperado a partir del miércoles hará que el estado termine el primer semestre con hasta 80% más cantidad de lluvia (en el escenario de que efectivamente caigan 250 milímetros de agua), en comparación con el mismo periodo del 2023.
Estimaciones de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) refieren que a la entidad podrían caer entre 150 y 250 milímetros (mm) de precipitación en tan sólo cuatro o cinco días, gracias a un sistema de baja presión con probabilidad de convertirse en depresión tropical.
Incluso el escenario mínimo —o sea sólo 150 mm de agua— significa un beneficio cuantioso para el estado, pues haría que se supere en 29% la cantidad de lluvia registrada en el mismo período del 2023.
La cantidad de agua que dejarán estos cuatro o cinco días se acerca a la mitad del agua que cae en todo un año en el estado, la cual se calcula en 600 milímetros de agua.
Y es que el primer semestre del año anterior se lograron captar 195 mm de precipitaciones, 29% menos que los 252 mm que sumaría Nuevo León con el pronóstico más reservado (150 mm).
El panorama se vuelve todavía más optimista si llegan a caer los 250 máximos esperados, pues la diferencia entre los primeros seis meses de 2024 contra los de 2023 sería de 80% más agua.
VEN ESPECIALISTAS POSIBLE RECUPERACIÓN EN PRESAS
La formación de baja presión en el suroeste del Golfo de México mantiene una probabilidad del 60% de que lluvias derivadas de un ciclón o depresión tropical lleguen a Monterrey en los próximos cinco días, lo que despierta la esperanza de que las presas de Nuevo León se recuperen de su periodo más crítico.
Sin embargo, dado el antecedente del paso de huracanes en Nuevo León, un evento de esta naturaleza podría ocasionar graves daños y desastres que implicarían peligro para la vida de las personas y su patrimonio, por lo que autoridades como el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), llaman permanentemente a la comunidad a ser conscientes de su peligrosidad.
De acuerdo a las propias autoridades, para que las fuentes superficiales se recuperen, el fenómeno tendría que traer consigo tanta agua como la del Huracán Alex en 2010, o cuando menos como los huracanes Fernand y Hanna en 2019 y 2020.
Y si esto no ocurre, expertos hídricos advierten que la situación de abasto de agua para 2025 será aún más complicada.
De acuerdo con un informe del Organismo de Cuenca Río Bravo de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) proporcionado a El Horizonte, toda lluvia podría contribuir al llenado de los tres principales embalses de Nuevo León.
El Cuchillo en China, Cerro Prieto en Linares y La Boca en Santiago, las cuales en conjunto hoy tienen 26% de su llenado, es decir, tienen un vacío del 74 por ciento.
No obstante, para que estos embalses se recuperen por completo y garantizar agua más allá del 2025 se requiere la presencia de un ciclón que traiga consigo un acumulado mensual de lluvias de 102 a 352 milímetros de lluvia, es decir, desde un meteoro con la misma cantidad de agua como el huracán Hanna de 2020 y Fernand de 2019, o hasta uno como el Alex de 2010.
Estos eventos en su momento contribuyeron a que los tres principales embalses de Nuevo León obtuvieran un llenado del 90% al 100 por ciento.
“Un solo evento extremo como los citados, indudablemente nos ayudaría a recuperar las fuentes superficiales, sin embargo, eventos como depresiones tropicales o ciclones también ayudarían significativamente, lo importante es que se cumplan las predicciones de estas zonas de vigilancia en el Atlántico y Golfo de México, y que sus trayectorias sean hacia esta región”, informó el Organismo de Cuenca Río Bravo a El Horizonte a través de un informe.
‘CICLÓN EVITARÍA CRISIS POTENCIAL EN 2025’: EXPERTO
De no ocurrir la recuperación de las presas, y de continuar la tendencia a que ese 25% de llenado siga en picada, el abasto del agua potable para la urbe regia estará comprometido para 2025 según la advertencia que Agua y Drenaje de Monterrey recibió del organismo de investigación Centro del Agua.
El hidrólogo Aldo Ramírez, director del Centro del Agua, explicó al director de Agua y Drenaje de Monterrey, Juan Ignacio Barragán que para 2025 Nuevo León experimentará una crisis de agua peor que la de 2022 si este año continúa la seca tendencia de lluvias por debajo del promedio, advirtió el hidrólogo y director del Centro del Agua, Aldo Ramírez, a Juan Ignacio Barragán, titular de Agua y Drenaje.
Al asistir al pódcast que conduce el funcionario en redes sociales, el experto consideró que el segundo acueducto de la presa El Cuchillo abonó a que la falta de vital líquido no golpee actualmente con intensidad.
Sin embargo, hizo énfasis en que sin precipitaciones el popote será solo una solución temporal que no bastará para el verano siguiente.
“Para este año no veo problemas”, dijo, “me preocuparía que este año otra vez estuviera deficitario de lluvias y entonces nos encontraría el año que viene con una presa más vacía, y eso podría reflejarse en una crisis igual, o incluso potencialmente superior”.
Así, el especialista agregó que se debe tomar con cautela el hecho de que no se presenten tandeos o marcados cortes en el suministro durante el 2024.
“Tenemos agua, aunque prioritariamente está en El Cuchillo, pero la verdad es que en el Cuchillo II para este año nos va a hacer muy fuertes.
“Sin embargo, hay que verlo de forma delicada porque el Cuchillo II es tener mayor capacidad en la infraestructura para traer el agua, no es que tengamos más agua”, advirtió.
El pasado viernes, El Horizonte publicó como Nuevo León se aproxima al verano, su periodo de mayor consumo de agua, en medio de presas más vacías que el año anterior y con precipitaciones por debajo de la media.
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