EUA vive nueva normalidad en materia de violencia política
Después de décadas sin violencia política dirigida contra un candidato presidencial, Estados Unidos ha vivido esto dos veces en el espacio de dos meses
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Septiembre
2024
Después de décadas sin violencia política dirigida contra un candidato presidencial de uno de los principales partidos, Estados Unidos ha vivido esto dos veces en el espacio de dos meses, siendo el expresidente Donald Trump el blanco en ambas ocasiones.
A mediados de julio, durante una manifestación en Butler, Pensilvania, estuvo a punto de recibir un disparo en la cabeza de un hombre armado. El atacante, de 20 años, fue abatido por un francotirador.
Dos meses después, el domingo por la tarde, durante una ronda de golf, fue aparentemente el objetivo de otro posible asesino, según el FBI, y ahora hay un sospechoso bajo custodia.
Los investigadores dijeron que un hombre armado con un rifle estilo AK-47 estaba esperando entre los arbustos mientras Trump jugaba en su campo de golf de West Palm Beach antes de que el presunto agresor fuera visto por agentes del Servicio Secreto, quienes abrieron fuego.
En los últimos años, los estadounidenses han tenido que adaptarse a las “nuevas normalidades” en política, tanto grandes como pequeñas, de manera aparentemente regular. El discurso nacional se ha vuelto más burdo, las divisiones partidarias se han agudizado y se han vuelto más arraigadas, y los estándares de conducta de los candidatos se han erosionado.
Dada la epidemia nacional de violencia con armas de fuego, este tipo de ataques son quizás otra nueva normalidad inevitable, pero por ahora, sigue siendo impactante.
"La violencia no tiene cabida en Estados Unidos", dijo la vicepresidenta Kamala Harris, quien también es la oponente demócrata de Trump en estas elecciones, en un comunicado después del incidente en Florida.
Los detalles del aparente intento de asesinato –la identidad y la motivación del agresor en particular– determinarán en última instancia el impacto que esto tendrá en la política estadounidense. Pero, por el momento, parece que –a pesar de los comentarios del vicepresidente– este tipo de violencia es cada vez más parte de los Estados Unidos de hoy.
Donald Trump, en su primera declaración tras el aparente intento de asesinato, prometió que nada lo detendría ni lo haría rendirse.
La respuesta encaja en una campaña que ha sostenido a menudo que el expresidente se ha convertido en blanco de persecución y ataques porque habla en favor de los estadounidenses “olvidados”. Sus palabras después de su primer asesinato casi fatal en julio –“luchar, luchar, luchar”– se convirtieron en un grito de guerra para sus partidarios.
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