
Los platillos afrodisíacos, ¿son solo un mito o una realidad?
La gastronomía es una experiencia sensorial en sí misma; los aromas, texturas y presentaciones pueden ser un detonante de deseo como cualquier compuesto químico
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Febrero
2025
Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha buscado formas de potenciar el deseo y la pasión a través de la comida.
Los llamados platillos afrodisíacos han sido protagonistas en mitos, rituales y tradiciones culinarias, prometiendo despertar los sentidos y avivar la chispa del romance. Pero, ¿qué hay de cierto en estos alimentos? ¿Es su poder real o un simple efecto placebo?
La ciencia detrás del deseo
El término “afrodisíaco” proviene de Afrodita, la diosa griega del amor, y hace referencia a cualquier sustancia que supuestamente estimula el deseo sexual.
Algunos alimentos han ganado fama por sus propiedades estimulantes debido a su composición química o a asociaciones culturales con la fertilidad y la pasión.
Por ejemplo, el chocolate, rico en feniletilamina y triptófano, estimula la producción de endorfinas y serotonina, neurotransmisores relacionados con el placer y el bienestar. Otro clásico, las ostras, contienen altos niveles de zinc, mineral fundamental en la producción de testosterona, hormona clave en el deseo sexual. (Con información de Agencias)
Ingredientes que encienden la pasión
Ostras: Su contenido de zinc y su textura sedosa las convierten en un símbolo del erotismo.
Chocolate: Su combinación de feniletilamina y antioxidantes genera una sensación de felicidad y euforia.
Miel: Rica en boro, mineral que regula los niveles de estrógeno y testosterona.
Fresas: Su color y forma evocan sensualidad, además de ser ricas en vitamina C, clave para la circulación sanguínea.
Canela: Su aroma y efecto termogénico estimulan la energía y la excitación.
Chile: Contiene capsaicina, que acelera el ritmo cardíaco y libera endorfinas.
¿Efecto real o sugestión?
- Si bien algunos ingredientes tienen bases científicas que justifican su fama afrodisíaca, el deseo es un fenómeno complejo que involucra emociones, contexto y estimulación mental.
- En muchos casos, la clave de su efecto radica en la sugestión y la predisposición psicológica.
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