
El Museo del Prado ha logrado reunir por primera vez ocho de los nueve cuadros pintados por el Greco para el retablo del Monasterio de Santo Domingo el Antiguo de Toledo, que causó admiración en su época, y que se dispersó a partir de 1830 con sucesivas ventas, expropiaciones y expolios.
El logro fue gracias a préstamos de diversas instituciones, coleccionistas privados y la congregación religiosa del Monasterio de Santo Domingo el Antiguo, de modo que solo falta un cuadro que pertenece al Museo Hermitage de San Petersburgo, Rusia y no ha sido posible incluir en la exposición.
“El Greco. Santo Domingo el Antiguo”, que se podrá visitar desde el lunes hasta el 15 de junio es una muestra que reúne las obras del primer encargo que recibió el Greco a su llegada a España, en 1577, y que conforman un conjunto monumental que inspira recogimiento.
Durante los siglos XVIII y XIX, estas obras fueron valoradas como lo mejor de ‘el gran Greco’ y no sería hasta principios del XX cuando se redescubre al Greco y se comienza a apreciar la etapa más tardía del pintor gracias a la admiración que despierta en los pintores de las vanguardias.
La dispersión comenzó con la venta, en 1830, del gran cuadro central del retablo y continuó con sucesivas ventas hasta 1961.
La Asunción de la Virgen se vendió en 1830 al infante Sebastián Gabriel de Borbón, por 14,000 reales. En 1836, la obra fue confiscada por el gobierno isabelino y, posteriormente, devuelta al infante en 1859 tras su regreso al bando isabelino. Los herederos del infante la prestan al Museo del Prado en 1902, para luego venderla en 1904 en París. Finalmente, fue adquirida por Nancy Atwood Sprague, quien la donó al Art Institute de Chicago donde se encuentra en la actualidad.
En 1830, el infante adquirió también las obras de San Bernardo y San Benito, ambas confiscadas en 1836 por el gobierno isabelino y depositadas en el Museo de la Trinidad en 1838.
San Bernardo fue devuelta al infante y vendida en 1890 en París por su hijo. Posteriormente, pasó por varios propietarios hasta que en 1943 fue depositada en la Nationalgalerie de Berlín. Al final de la Segunda Guerra Mundial, fue confiscada como botín de guerra y llevada a la Unión Soviética. Actualmente, se exhibe en el Museo del Hermitage.
San Benito no fue devuelta al infante y pasó del Museo de la Trinidad al Museo del Prado.
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