Aprovecha los elementos ‘no vivos’ para combatir el estrés
La naturaleza cuida nuestra salud de muchas maneras, por ejemplo a través de los ‘factores abióticos’ o componentes ‘no vivos’, el aire, agua, suelo y energía
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Septiembre
2024
La especie humana está unida a la naturaleza. Nuestro cuerpo, cerebro y fisiología están sincronizados con sus ritmos. “La naturaleza nos cuida y para beneficiarnos de modo efectivo y seguro de los bienes y servicios que nos da, debemos conocerlos y saber cómo y dónde hallarlos”, señala la bióloga Katia Hueso.
“Los elementos, seres vivos y escenarios de la naturaleza que cuidan de nuestra salud son muchos más de los que acostumbramos a pensar”, explica la bióloga, especialista y consultora en medioambiente y sostenibilidad, docente universitaria y creadora de la primera escuela infantil al aire libre en España.
“Desde la grandiosidad de un bosque maduro a la flora bacteriana de nuestro intestino, el efecto terapéutico de la naturaleza está en los detalles. Podemos percibirlos en la naturaleza silvestre, el balcón de casa”, apunta.
Pero la naturaleza también contribuye a preservar nuestra salud de muchas maneras que no solemos percibir, por ejemplo a través de sus elementos ‘abióticos’, es decir aquellos componentes de un ecosistema que no tienen vida pero influyen en los seres vivos que forman parte de dicho ecosistema, los cuales se denominan de otra manera: Factores ‘bióticos’, según explican las enciclopedias.
En el primer capítulo de su libro La naturaleza que nos cuida, Katia Hueso, hace una panorámica de los cuatro elementos abióticos (el aire, el agua, el suelo y diversas formas de energía), y de las distintas formas en que pueden beneficiar nuestra salud y bienestar físico y mental.
“Estos cuatro elementos pueden funcionar como vacunas o antídotos contra los llamados ‘males del siglo XXI’, como el estrés y la ansiedad, causados por el estilo de vida, la presión del trabajo o los estudios, el omnipresente ruido, el agobiante tráfico, las prisas para todo, el acoso de las redes sociales, el sobre consumo y otros estresores urbanos”, finalizó la especialista. (Con información de Agencias)
Energía: El poder de silencio
La bióloga recomienda salir a un espacio tranquilo. “Sentémonos a escuchar el silencio. Percibiremos algún sonido: El trino de un ave, el viento, tal vez un ladrido lejano. Dejemos pasar ese ruido y concentrémonos en los sonidos que nos dan placer. Poco a poco nuestra respiración se irá calmando, y nos sentiremos más a gusto con nosotros mismos”, asegura Katia Hueso.
Hueso propone “salir un día de viento a un espacio abierto: Dejemos que el aire nos despeine, nos sacuda la ropa y que se lleve los malos pensamientos, las preocupaciones y la agenda tan apretada (repleta de tareas), que tenemos. Volveremos a casa con renovado vigor e ilusión”, destaca la especialista.
Agua: La ducha consciente
Ducharse es un acto cotidiano en el que apenas reparamos, Hueso propone: “Hacerlo de forma consciente, sintiendo el agua tibia caer sobre la cara y el cuerpo a modo de caricia, percibiendo cómo poco a poco el agua nos moja como un abrazo lento”, propone Katia Hueso.
Suelo: Contacto sanador
Si encontramos un suelo que esté seco y limpio, la bióloga propone tumbarse en ese terreno, ya sea de hierba, arena o tierra, cerrar los ojos y pensar que: “Debajo de nosotros, muy, muy al fondo, bulle el núcleo de la Tierra, recordándonos que está viva y es poderosa. Sentiremos una conexión telúrica”, concluye la bióloga.
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