Para la hidratación, ¡una rebanada de sandía!

La sandía es originaria de África, con una gran presencia y difusión en todo el mundo. El fruto contiene alrededor de 6% de azúcares y 90% de agua por peso. Es una buena fuente de vitamina C, como muchos otros frutos.

Entre sus beneficios se encuentra que ayuda a relajar los músculos y elimina la fatiga, provocada por un ejercicio fuerte. Su potasio refuerza el sistema muscular y nervioso, tiene un gran número de antioxidantes, por lo que retrasa el envejecimiento, y mantiene saludables los tejidos, su fibra ayuda a eliminar las toxinas del cuerpo y limpia los intestinos.

La sandía está compuesta por diferentes minerales alcalinos, ideales para tratar problemas reumáticos; por si fuera poco, contiene vitamina A, que ayuda en la prevención de la degeneración macular; además de mantener la piel y dientes en buen estado.

La mejor forma de consumir la sandía es en su forma natural, como colación, postre o parte de un snack saludable; sin embargo, se puede usar en otras preparaciones, como aguas frescas, salsas o aderezos.

Se tiene documentada la existencia de más de 50 variedades de sandía, que se diferencian entre sí por la forma de sus frutos, el color de la pulpa y la piel, el peso, el periodo de maduración, etc.

México es el país numero 11 en la producción de sandía a nivel mundial y su principal estado productor es Sonora, que aporta entre 35% y 40% del volumen nacional, seguido de Jalisco, el cual aporta 10% de la producción.

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Las sandías se cultivaban originalmente por su alto contenido en agua y se almacenaban para consumirlas durante las estaciones secas, no sólo como fuente de alimento, sino como método de almacenamiento de agua.

Salsa de sandía

2 rebanadas de sandía fresca asada a la parrilla y cortada en cubitos
1 taza de cebolla morada picada
2 jalapeños picados
1 limón verde (el jugo)
1 manojo de cilantro picado
2 cucharadas soperas de queso cotija añejo
Sal al gusto
Coloca todos los ingredientes revuelve, sazona y disfruta

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