El otro lado del interiorismo
El ambiente de un espacio puede influir enormemente en nuestro estado de ánimo y en nuestra vida diaria, por lo cual el diseño interior va mucho más allá de decorar paredes
- Por: EH
- 08 Enero 2020, 09:51
Primero se tiene que conocer cuál será la función del lugar y las necesidades principales del usuario para que el diseño cumpla su objetivo. Una vez definida la función del espacio —recibir, descansar o socializar—, el siguiente paso es definir el ambiente, percepción visual y sensitiva, es decir, cómo se ve y cómo te sientes en ese lugar.
Importante, nosotros como usuarios somos parte del ambiente, una vez pregunté a un maestro que cuál era la mejor manera de “recibir”, esperaba una respuesta técnica y me dijo: “la cara con la que usted abre la puerta indicará que es feliz con su entorno”, efectivamente, si estás a gusto lo trasmites. Esto aplica para cualquier lugar.
El incorporar una buena iluminación natural en conjunto con vistas a la naturaleza tiene un efecto restaurador. La altura de los techos también es importante, si son bajos con espacio abierto ayudan a la concentración y si son altos favorecen a la creatividad, así como el uso adecuado de color y la selección de texturas suaves para complementar el entorno, limpieza y orden. Los espacios comunes son importantes, pero también los espacios privados, todos necesitamos de vez en cuando un momento de soledad y tranquilidad para recargar energía.
Todas estas reglas funcionan si se aplican en hospitales, escuelas u oficinas. Considerando estos puntos me puse a analizar el interiorismo desde otro ángulo, ya que en octubre de este año el penal del Topo Chico cerró de forma definitiva después de 76 años de servicio y se mantuvo en exhibición durante unas semanas. Dudé mucho en asistir a ese lugar, pero al final me decidí y logré entrar con el último grupo antes de que cerrara de manera definitiva al público.
Traté de observar cada detalle en los diferentes espacios que incluía el recorrido, espacios sumamente pequeños en los cuales dormían hasta 15 personas con cero contacto con áreas verdes, desorden, suciedad y ausencia de luz. Desde el punto de vista como interiorista el ver este lugar explica muchas de las acciones y comportamientos de las personas recluidas, simplemente el lugar distaba mucho de ser un modelo de reinserción social. ¿Valió la pena conocer estas instalaciones? Sí, definitivamente. Hay una frase que dice: “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla” pero hay que verla desde diferentes ángulos.
Por: Mayté Rendón
Arquitecta e Interiorista
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