Daniela Soto-Innes: por una cocina feliz
Para la mejor chef del mundo, la calidad de su trabajo depende de las buenas vibras que haya en la cocina
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Diciembre
2019
Nueva York es una ciudad tapizada de restaurantes en cuya cocina no es raro encontrar a más de un mexicano, con papeles o sin ellos, trabajando bajo condiciones no muy agradables. Por ello la distinción que recibió la chef Daniela Soto-Innes con el premio Elit Vodka Worls Best Female Chef por la guía The World’s 50 Best Restaurants posee un simbolismo importantísimo en la era Trump repleta de mensajes contra la inmigración.
Es precisamente en la Gran Manzana que Daniela ha consolidado su nombre y su carrera como titular del restaurante Cosme, en el cual ofrece cocina mexicana de vanguardia. Al recibir el premio, la chef de 28 años ofreció un emotivo discurso en el que acentuó la importancia de tener un excelente ambiente en la cocina, para así dar un servicio óptimo al cliente. “Pronto descubrí que la felicidad y buena energía no eran el estándar en las cocinas que trabajé. Que, a pesar de que los chefs estaban haciendo felices a sus comensales y estaban creando memorias increíbles, estaban haciendo lo opuesto con sus equipos. Me decepcioné mucho. Decidí que si algún día tenía mi propia cocina sería más como las cocinas en las que crecí, llenas de alegría, felicidad y comunidad”, declaró.
Es por esta razón que Daniela procura iniciar las jornadas de trabajo con su equipo realizando estiramientos, porras y dinámicas en equipo. Es una convencida de que un equipo relajado y contento ofrece alimentos de mejor calidad. En pocas palabras: le apuesta a la cocina feliz. “Para mí, el rol de un chef es un líder que busca balance y fomenta el trabajo en equipo, alguien que busca inspirar al aprender algo nuevo cada día con su equipo”, señaló Soto, quien además es una de las 100 mexicanas más influyentes en el mundo de acuerdo con Forbes. “Un chef no solo es quien cocina, escribe menús o desarrolla recetas, sino quien escucha a su equipo, lo cuida y aprende cómo tratar a cada persona individualmente para que alcance su máximo potencial y establezca un estilo propio”, agregó.
De aires globales
Las cenas en el Cosme no son baratas, pues en promedio los cuatro tiempos dejan un total de unos 300 dólares. Eso es lo que cuesta cuando lo que comes viene de la creatividad de la mejor del mundo, pues Daniela Soto trabajó antes para Enrique Olvera en el mundialmente célebre restaurante Pujol de la Ciudad de México.
Daniela se enamoró de la cocina desde muy chica, cuando su abuela la ponía a lavar las cacerolas la casa de su infancia. Antes de pasar a la adolescencia se mudó con sus padres a Texas y cuando tuvo edad de cursar una carrera se inscribió en Le Cordon Blue of Culinary Arts. Después de graduarse se "aventó" un tour gastronómico trabajando en cocinas de Estados Unidos y Europa hasta que llegó a Pujol, que le recibió a las grandes ligas culinarias.
Para 2014, a los 24 años, cortó el listón de inauguración de su siguiente aventura: el Cosme de Nueva York, con el que ha pasado a los libros de historia. “Cosme no solo es un restaurante, es una institución. La cocina mexicana debe tener felicidad, picante y ser divertida, no puede ser muy seria la cocina mexicana”, señaló la chef. “Tienes que ser feliz mientras estás haciendo mole o tamales. Si no, no saldrían bien”, finalizó.
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