Aprende a manejar las conversaciones incómodas
Defender nuestro punto de vista sin darle cabida a la agresividad, es posible, siempre y cuando mejoremos nuestras habilidades de comunicación para lograrlo.
- 02
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Julio
2024
¿Alguna vez ha tenido que responder o corregir a un amigo o pariente acostumbrados a opinar sobre todo y además ‘sin filtrar’ lo que dicen? ¿O quizá te has visto obligado a soportar las exigencias de un jefe por no saber cómo explicarle ‘de manera diplomática’ que las considerabas desmedidas?
Nuestra vida está repleta de pequeños y grandes conflictos cotidianos, que a menudo nos esforzamos por evitar, “pateando la lata hacia adelante”, es decir trasladando la solución del problema hacia un futuro difuso en lugar de resolverlo ahora.
Pero vivir tratando siempre de no discutir ni tener conflictos, puede ser contraproducente, según explica el psicólogo Juan Muñoz. Aunque sigamos ‘pateando la lata’ (el problema) hacia adelante, volveremos a encontrarla tarde o temprano en nuestro camino, mientras que ‘la olla exprés’ (la tensión emocional acumulada), podría acabar por explotarnos en la cara. (Con información de Agencias)
Es preferible afrontar en vez de evitar
“El problema es que muchas personas han crecido con la convicción de que es mejor pasar las cosas por alto que provocar un conflicto”, señala Muñoz, psicólogo formado en terapia conductual, individual y de pareja.
Por eso es probable que en alguna ocasión, estas personas “hayan pedido perdón por algo que sabían que no era su responsabilidad; hayan aplazado una conversación que consideraban importante por miedo a lo que pudiese ocurrir después; o hayan dicho que sí cuando en realidad querían decir que no”, según explica.
Debido a una falta de herramientas de comunicación para poder discutir de manera asertiva y respetuosa, también es probable que algunas personas hayan pasado por la experiencia de haber discutido con alguien y que se les haya ocurrido la respuesta perfecta, horas después, ya de vuelta en su casa, añade Muñoz.
Las 3 reglas de oro de la sana discusión
Primera regla.- Aprender a discutir con un@ mism@: “Difícilmente vamos a pedir un aumento de sueldo o mejores cuidados si no nos creemos dign@s de recibirlos.
“En ese sentido, cuidar y mejorar nuestro discurso interno, hacer las paces con esas partes nuestras que nos gustan menos y reclamar la dignidad de ser escuchad@s, es un paso fundamental”, según Muñoz.
Segunda regla.- Contextualizar la discusión: “Cuando te decidas a tener una discusión con otra persona, sobre todo si esa persona es importante para ti, avísale con antelación que quieres hablar y el tema que te gustaría tratar.
“Tu interlocutor tiene derecho a pensar, durante un tiempo determinado, sobre aquello que tú llevas tiempo pensando. Así, estarás preparando el terreno para tener una discusión sana”, señala este psicólogo.
Tercera regla.- Acepta las emociones desagradables: “En muchas ocasiones el miedo es la emoción que acaba impregnando nuestra capacidad para decir ‘no’, poner límites o iniciar discusiones. Si te encuentras en ese punto (si quieres decir algo pero te da miedo), te felicito, porque eres una persona sana”, explica Muñoz.
“La mayoría de las veces, el miedo no nos indica que debamos dejar de decir lo que queremos, sino que nos indica que eso que nos provoca miedo es importante para nosotros. Decide si quieres dejar de hacer algo por miedo o prefieres hacerlo con miedo”, concluye el psicólogo.
''La discusión se nos presenta más difícil cuanto más significativa sea para nosotras la persona con la que vamos a discutir”, dijo Juan Muñoz.
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