Salud

Al menos 1% de la población mundial padece autismo

Según especialistas de la Secretaría de Salud, una de cada cien personas en el mundo padece algún tipo de trastorno relacionado con el espectro autista.

  • Por: Walfre Virgil
  • 01 Abril 2024, 14:19

Según especialistas de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) de la Secretaría de Salud, una de cada cien personas en el mundo padece algún tipo de trastorno relacionado con el espectro autista.

El autismo o, correctamente, el Trastorno del Espectro Autista (TEA), consiste en una condición, de origen desconocido, que implica el desarrollo atípico del cerebro y que plantea dificultades en la interacción e incorporación social a quienes lo padecen.

El TEA es una condición que se manifiesta desde el inicio del desarrollo infantil, afectando la neurología y el cerebro.

Los síntomas principales pueden notarse en los primeros meses de vida, donde se observan diferencias significativas en comparación con el desarrollo típico. Esta condición se encuentra en el mismo grupo que el trastorno por déficit de atención, los trastornos del aprendizaje y los del desarrollo intelectual.

Aunque no se considera una enfermedad en sentido estricto en medicina, el TEA se diagnostica clínicamente a través de entrevistas y observaciones en diversos contextos. Los afectados muestran alteraciones en la comunicación socioemocional, lenguaje y comportamientos repetitivos. La ecolalia y la falta de balbuceo son señales tempranas.

En cuanto al desarrollo social, los niños con TEA no suelen establecer conexión visual ni muestran reciprocidad social. Además, tienen dificultades en el juego simbólico y muestran una marcada inflexibilidad ante cambios en las rutinas.

El pronóstico varía según la presencia o ausencia de discapacidad intelectual. La intervención temprana con terapias especializadas, incluyendo lenguaje, comunicación y estimulación sensorial, es fundamental. Aunque no hay tratamientos farmacológicos específicos para el autismo, en casos de comorbilidades se recurre a fármacos, siempre en seguimiento de un especialista, para manejar síntomas como la desregulación emocional o los trastornos obsesivos.

Los factores de riesgo incluyen la edad avanzada de los padres al concebir, exposición a ciertos químicos durante el embarazo y la inseminación artificial. Sin embargo, no hay una causa única identificada.

Es crucial asistir a consultas periódicas con el pediatra para detectar signos tempranos de TEA. Un diagnóstico precoz mejora el pronóstico y permite el desarrollo de habilidades necesarias para la adaptación social a través de intervenciones multidisciplinarias durante los primeros mil días de vida.

Compartir en:

Etiquetas: