Salud

Ajo contra los infartos

Su poder para alejar a los parientes de Drácula no ha sido comprobado, pero su capacidad para mantener a raya los problemas circulatorios y coronarios sí.


  • 03
  • Julio
    2022

El ajo es el único remedio cardiovascular que puede consumirse bajo dos tipos de recetas: Las de los médicos y las de cocina, porque es uno de los productos más prescritos por los naturistas, y uno de los condimentos más populares de la dieta mediterránea.

Este bulbo, emparentado con las cebollas y puerros, contiene compuestos que vuelven la sangre más fluida, reducen el colesterol de la sangre y la tensión arterial, depuran el organismo, combaten los gérmenes e infecciones y tienen cualidades antioxidantes, entre muchas otras propiedades.

Las virtudes de este bulbo provienen de su riqueza en las sustancias sulfurosas que le confieren su sabor y aroma picantes, como la alicina, la cual origina nuevos principios activos a medida que la metaboliza el organismo, como el ajoene, la garlicina o el trisulfuro de alilo.

También se ha descubierto que esta planta comestible contiene sustancias que “trabajan en equipo” mejorando y protegiendo la salud, como los flavonoides que tienen propiedades antioxidantes, algunos compuestos con efectos hormonales femeninos y masculinos, así como vitaminas A, B y C.

Además, las investigaciones muestran que de todas las acciones saludables del ajo, las más importantes y especificas son sus capacidades cardiosaludables, anticancerígenas y germicidas. Estos beneficios pueden aprovecharse tomando el ajo como alimento, o a través de extractos y formulaciones de laboratorio.

Aspirina vegetal

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Según la doctora Teresa Ortega, profesora de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid, “la virtud más notable del ajo consiste en beneficiar los vasos y la sangre”.

Sus compuestos mejoran la salud cardiovascular y previenen las dolencias coronarias y circulatorias por distintos mecanismos: Reducen la tasa de colesterol, fluidifican la sangre, previenen la arteriosclerosis y estimulan la dilatación de las coronarias.

También inhiben el proceso de inflamación, asociado a los infartos. Incluso, algunos expertos consideran al ajo una ‘aspirina vegetal’, ya que reduce la capacidad de coagulación de la sangre en un 20 a 30 por ciento, según la doctora Ortega.

Un consumo moderado de ajo ayuda a reducir la presión sanguínea, contribuyendo a tratar la hipertensión arterial.


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