A propósito de los terribles acontecimientos en Sinaloa y del número de bajas a cuenta del ejército en la captura de un presunto operador de una célula del Mayo Zambada, la mayoría de los medios tradicionales han reportado alarmados la noticia.
La mayoría de los titulares refleja asombro alarmista respecto al enfrentamiento que llevó a la detención de Max, con titulares como: “El enfrentamiento más violento en Sinaloa”, “Masacre en detención del Max”, “Enfrentamiento en Sinaloa deja 19 muertos”.
Tanto en prensa escrita como en radio y televisión se habla de la violencia militar y el escandaloso número de muertes. Hasta hace muy poco, en el transcurso de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, se criticaba duramente la estrategia de seguridad de abrazos y no balazos. Se le recriminaba la falta de resultados, porque se abrazaba a los delincuentes, y se la catalogaba como una estrategia fallida.
La presidenta Claudia Sheinbaum presentó hace algunos días su estrategia de seguridad y, de inmediato, se vieron acciones como la visita del secretario Omar Harfuch a Sinaloa, con un amplio despliegue militar y de la Guardia Civil. En los medios se habló de la nueva estrategia y la comentocracia decía que ojalá se acabaran los balazos y se combatiera al crimen, porque los abrazos habían fracasado.
Sin embargo, una vez que se inició el operativo en Sinaloa y que la detención de uno de los objetivos arrojó un saldo de 19 personas muertas, la crítica dura no tardó en aparecer, y se habló de masacres por parte del ejército y de un violento enfrentamiento, por parte de quienes exigían, año con año, durante la administración de AMLO, que se acabaran los balazos y se enfrentara a los delincuentes. Los cuestionamientos a la presidenta Sheinbaum no se hicieron esperar; la mandataria respondió en la mañanera que el ejército respondió al ataque dentro del marco de la ley. La Presidenta tiene razón; así son los enfrentamientos.
Hay algunos operativos exitosos que se logran sin balazos, gracias a un trabajo de inteligencia impecable, y otros más en los que no se reportan bajas, pero se dan en condiciones muy distintas a las que hoy vive Sinaloa.
La intervención del ejército en Sinaloa está dando resultados de captura, que son el primer paso para eliminar la violencia, pero, al parecer, preocupa, asusta y alarma a los críticos del gobierno y a los opositores. Lo anterior nos lleva a pensar: querían balazos y no abrazos. Pero al primer operativo del ejército en busca de lograr pacificar Sinaloa, después de la detención del Mayo, en la que estuvo involucrado Estados Unidos, levantan la voz de alarma.
Entonces, ¿qué es lo que quieren? Por lo pronto, sabemos que la nueva estrategia de seguridad está en marcha y que los resultados de los operativos en Sinaloa han empezado a verse. La próxima semana se presentará el equipo de seguridad en la mañanera y se dará un reporte de lo que ha acontecido en los 25 días que lleva la nueva administración.
Estaremos atentos y seguiremos adelante con confianza hacia lo que ha proyectado la Presidenta para este tema, que es el más sensible para la población.
Posdata: Reconciliación sin desayuno no es buen augurio; la próxima reunión que sea en el Congreso y que cada uno lleve su lonche.
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