Los términos “Norte Global” y “Sur Global” son cada vez más utilizados en la terminología de la geopolítica. Los conceptos no obedecen precisamente a una localización geográfica, sino más bien a un conjunto de características relacionadas con el ingreso total y per cápita de un país, las condiciones de su infraestructura, entre otros aspectos, e inclusive el tipo de gobierno en algunos casos.
En las reuniones multilaterales de los últimos dos meses, como por ejemplo la reunión del G20, y posteriormente la Asamblea General de la Naciones Unidas, se ha reiterado y acordado la urgencia de las naciones por invertir para evolucionar la transición energética mundial.
El “Norte Global”, conformado generalmente por naciones democráticas desarrolladas, han procurado acelerar en los dos últimos años su transición energética a energías renovables, a través de múltiples proyectos respaldados por amplios presupuestos etiquetados.
Sin embargo, por otra parte, los países del “Sur Global”, no sólo con limitados recursos, sino que además con significativas deudas internas y externas, tienen el gran reto de poder conseguir los fondos para dichos objetivos energéticos, mientras que aún requieren de presupuesto para suplir las necesidades más básicas.
Mi análisis y prospectiva: Las potencias y países con suficientes recursos pudieran apoyar a los países del “Sur Global” con fondos de ayuda, financiamientos de tasa baja, o inclusive intercambios de deuda por inversión etiquetada para la transición energética. Las naciones que lo hagan lograrán fomentar y mantener una continua cercanía con los países del “Sur Global”. Por una parte, esto les ayudará a proteger y mantener el flujo de su comercio internacional, pero, además, esto les facilitará mantenerlos como potenciales aliados en votaciones y decisiones que se acuerdan en organismos internacionales.
Las condiciones de crisis actuales internacionales mantienen latente las diferencias entre los países ricos del “Norte Global”, con economías emergentes y las naciones más desfavorecidas del “Sur Global”. Bajo este supuesto, si los países ricos se deslindan de facilitar mecanismos para el desarrollo de países pobres, las potencias emergentes, como por ejemplo China, que es la segunda economía a nivel global, seguramente liderará y apoyará las demandas del “Sur Global”.
La solicitud del “Sur Global” al “Norte Global” de fondos donados para poder acelerar su transición energética, es el ejemplo más reciente y de mayor insistencia en los foros internacionales.
Considerando lo anterior, es posible que los esquemas directos de ayuda se incrementen para los países más vulnerables, debido a que los países del “Norte Global” o las economías emergentes con suficientes recursos tendrán como objetivo también incrementar su capital geopolítico y de influencia.