En los últimos años, he recibido muchas preguntas y comentarios al respecto de la efectividad de los Dr. Google o de los reels de autoayuda.
No cabe duda que la búsqueda de bienestar es inherente al ser humano. Las personas buscamos sentirnos bien, a nadie le gusta estar afligido o, sencillamente, no estar en su mejor momento, y desde hace mucho tiempo la búsqueda por este ‘estar bien’ se ha propagado por muchas sociedades y culturas.
Algunos actualmente le siguen apostando a prácticas que les parecen familiares o conocidas, incluso recomendadas, pero le siguen sacando la vuelta a una intervención formal por parte de profesionales preparados y certificados.
Y me pregunto: ¿Puede ser terapéutico salir a tomar un café con las amigas o los amigos?, ¿qué hace diferente este recurso?, ¿será por el dinero?, ¿o qué mueve a una persona, a buscar ayuda profesional en lugar de un recurso a corto plazo?
“Sí, un café con las amigas, un libro de autoayuda, la práctica de un hobby, haber visto un TikTok, o lo que sea, promueve un cambio cognitivo, emocional o conductual, que disminuya el sufrimiento de una persona o le ayude a resolver un problema, entonces se puede decir que se produjo un efecto terapéutico, aunque a algunos terapeutas con el ego inflado les duela”, dice Guillermo Gómez, terapeuta sistémico.
Lo que esperamos que pase es que los terapeutas estemos debidamente entrenados para hacer que la relación terapéutica funcione, y esto se logra con el estudio de teorías, modelos terapéuticos, horas de entrenamiento en técnicas.
Actualizaciones constantes, pero también con una atención a la retroalimentación, que se recibe por parte del cliente, y que hagan eco en el terapeuta, y así ajustar sus técnicas, tareas, su marco y su comunicación a fin de lograr interacciones efectivas.
Y es aquí donde encuentro el punto central, “la relación terapéutica” es fundamental para el cambio hacia el bienestar del otro, una persona que viene a terapia tiene un interés genuino en una solución, pero también es cierto que debemos tener en cuenta su punto de vista. Y ahí es donde creo que en ocasiones la perdemos como terapeutas.
Queremos encasillar al cliente en un diagnóstico, queremos que funcione con modelos y prácticas preconcebidas, que sí, claro, están empíricamente comprobadas, y habrá muchos artículos y libro que lo comprueben, pero si no vemos al que está enfrente como un ser completo y perfecto, nuestra visión estará sesgada.
La propuesta de hoy va en dos direcciones: Por un lado, a los clientes, hay algunas condiciones en las que será importante darle un espacio profesional. Sí, una charla o un buen video pueden confortar un rato, pero es algo genérico; ahí es donde viene el otro lazo.
A mis compañeros terapeutas, date la oportunidad de sorprenderte con la historia de tu cliente, y juntos generen la solución más adecuada para su caso en particular.