Opinión

Temblores, sismos y terremotos

Sección Editorial

  • Por: Luis Sampayo
  • 25 Agosto 2024, 23:42

Quizás por coincidencia y próximos a arribar al mes de septiembre época donde, tal vez por consecuencia de nuestros actos en contra de la naturaleza en el peor de los casos, o por caprichos malsanos del destino, se manifiestan los temblores, sismos y terremotos que lamentablemente en los últimos tiempos han sido devastadores en nuestro país.

Y sin ser un experto en el estudio de los fenómenos naturales como para pronosticar este tipo de eventos en los próximos tiempos de nuestro territorio y mucho menos presumir de ser un erudito politólogo al estudio de este arte, las proyecciones a corto plazo en este rubro, según la particular óptica de ver las cosas de muchos conciudadanos, es que pronto, muy pronto podrían registrarse una serie de temblores, sismos y terremotos en cascada que podrían devastar las estructuras políticas, económicas y sociales en las que se sostiene nuestro país.

Hasta cierto punto, el ciudadano común y corriente ha mirado apenas y hasta hoy con cierto desdén, el avance y crecimiento de la “bola de nieve” en que se han convertido las vicisitudes del diario acontecer de la vida nacional en los sectores políticos, económicos y sociales con cada vez más asombro por la descomposición, desajuste o desbarajuste que cada tema en particular, ofrece en su agenda diaria.

Por lo visto hasta ahora y en la visión de algunos, a nivel nacional el cambio de poderes luego del pasado proceso electoral, apuntala no a un cambio de políticas públicas, sino a un cambio absoluto de régimen que dejaría en franca indefensión, muchos de los derechos de los que aún goza la sociedad civil con la desaparición de los contrapesos que significaban con la existencia de los organismos autónomos.

Luego bien, también, el diligente y astuto manejo político que se le ha dado a las cosas para armar la aplanadora morenista de la sobrerrepresentación que prácticamente ha sido consumada en la H. Cámara de Diputados Federales y a poco, solamente a tres escaños, de consumarse en la de Senadores y con miras a darle legalidad a los menjurjes políticos del nuevo sistema, han hecho que la ciudadanía vaya viendo con distintos ojos, la confianza que se les tiene a quienes depositaron su voto.

Además, el súper pleitazo originado por la pretendida reforma judicial que propone el borrón y cuenta nueva, pero en la cuenta de nuevos juzgadores que podrían ser elegidos, según se establece en la propuesta, con apenas muy laxos y elementales requisitos académicos, de trayectoria, de honor y honra lo que permitiría a los ojos de muchos, e incluso de nuestros vecinos del norte, colocar a la justicia mexicana en las manos y los intereses del mejor postor y no del mejor juzgador.

Luego, por si no faltara, y como consecuencia de lo mismo, la desconfianza de los inversionistas ante la falta de certidumbre para permear los beneficios de sus empresas al traer a nuestro territorio sus operaciones y además, súmele el desproporcionado costo de la canasta básica, el alto costo de las gasolinas y el constante incremento en el dólar.

A esta serie de vicisitudes, no hay que olvidar la inseguridad que hoy por hoy, reina en nuestro país y ha establecido sus reales en nuestro estado, que además de estar colapsado en torno a la movilidad en sus arterias, el cada día más deficiente servicio del transporte público abona a que se registren entre la sociedad y con mayor frecuencia, más temblores, sismos y terremotos de esos que desastabilizan a cualquiera.

Así pues, estimado lector, sin ser pesimista, sino objetivo al observar las adversas vicisitudes propias de la vida cotidiana por las que hoy atraviesa la comunidad, justo es reconocer que por consecuencia de nuestros propios actos, lo más probable es que pronto, muy pronto, se nos venga una real y auténtica ola de temblores, sismos y terremotos que ojalá, no perturben y resulten devastadores en la operación natural de nuestras vidas.

Por hoy es todo, medite lo que le platico Estimado lector, esperando que esté nuevo amanecer, se traduzca en un reflexivo día, por favor cuídese y ame a los suyos; me despido honrando la memoria de mi querido hermano Joel Sampayo Climaco, con sus hermosas palabras: “Tengan la bondad de ser felices”, nos leemos Dios mediante aquí el próximo lunes.

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