De la euforia postelectoral al temor recesivo: Morgan Stanley
Inteligencia Financiera Global
El sentimiento del mercado ha experimentado un giro radical en las últimas semanas, pasando de la euforia y los "espíritus animales" posteriores a las elecciones, a una preocupación creciente por los riesgos a la baja, impulsada por la incertidumbre política y una serie de datos económicos "blandos" poco alentadores.
Según un análisis reciente de Morgan Stanley, liderado por Vishwanath Tirupattur, director global de Investigación Cuantitativa, los mercados anticipan que la Reserva Federal (Fed) podría cambiar su enfoque, dejando de lado la inflación para priorizar el crecimiento. Esta transición se refleja en el precio de los futuros de tasas de interés, que ahora proyectan tres recortes en 2025, en contraste con la expectativa de un solo recorte hace apenas unas semanas.
El índice S&P 500, que alcanzó máximos históricos recientemente, ha perdido todas las ganancias acumuladas desde las elecciones, alineándose con la perspectiva del equipo de estrategia de renta variable de Morgan Stanley, que prevé un primer semestre más desafiante y un rango de trading entre 5,500 y 6,100 puntos debido a un crecimiento más lento. Paralelamente, los rendimientos de los bonos del Tesoro han oscilado fuertemente, desde una caída de 40 puntos básicos (pb) hasta un repunte de más de 60 pb.
Sin embargo, a pesar de esta volatilidad en los mercados de renta variable y de tasas, los mercados de crédito han mostrado una notable resiliencia.
La postura positiva de Morgan Stanley respecto al crédito durante la primera mitad de 2025 se basa en la continuidad de varios factores de apoyo observados en 2024: fundamentos crediticios sólidos, una fuerte demanda de los inversionistas, impulsada por rendimientos elevados y una oferta manejable de nuevas emisiones.
Aunque se espera que el crecimiento económico se desacelere a alrededor del 2%, este nivel sigue siendo robusto para los inversionistas en crédito. No obstante, algunos de los pilares que sostienen esta resiliencia están comenzando a cambiar, lo que plantea interrogantes sobre la persistencia del bajo perfil de riesgo (beta) del crédito.
Uno de los factores que podrían influir en la economía y los mercados en 2025 es la secuencia y severidad de las políticas implementadas. Morgan Stanley anticipaba que las medidas restrictivas, como los aranceles y los controles migratorios, precederían a iniciativas de apoyo al crecimiento, como recortes fiscales y desregulaciones. Sin embargo, la severidad de estas políticas ha superado las expectativas, particularmente en el caso de los aranceles, que se han implementado de manera más rápida y amplia de lo previsto.
Los economistas de Morgan Stanley no habían contemplado inicialmente aranceles a México y Canadá, y, aunque estos podrían ser temporales, las medidas recíprocas entre los socios comerciales de Estados Unidos ya forman parte de su escenario base.
Además, los despidos en el sector público han sido más profundos de lo esperado, y el flujo migratorio en las fronteras ha disminuido drásticamente. Estos factores han llevado a los economistas de Morgan Stanley, liderados por Michael Gapen, a revisar a la baja sus previsiones de crecimiento del PIB real para 2025 y 2026, situándolas en 1.5% y 1.2%, respectivamente. Asimismo, esperan que la intensificación de los aranceles y un mercado laboral aún ajustado generen presiones inflacionarias, con una inflación subyacente del PCE (Gasto de Consumo Personal) del 2.7% en diciembre de 2025, frente al 2.5% previsto anteriormente.
Desde la perspectiva del crédito, Morgan Stanley destaca que sus economistas no prevén una recesión inminente. Las expectativas de crecimiento, aunque más moderadas, siguen siendo favorables para el crédito, aunque cercanas al límite inferior de lo que considerarían un rango cómodo.
Un crecimiento más lento podría moderar los "espíritus animales" del mercado y continuar limitando la oferta de deuda corporativa, manteniendo los fundamentos técnicos del mercado en niveles favorables.
Los flujos de capital hacia los fondos de crédito han sido robustos, y los rendimientos generales siguen siendo atractivos para los inversionistas orientados a la búsqueda de rentabilidad.
Sin embargo, si las preocupaciones sobre el crecimiento se intensifican y los datos "blandos" comienzan a reflejarse de manera más clara en los datos "duros", la probabilidad de que los mercados asignen un riesgo recesivo por encima del promedio aumentaría. Este escenario podría desafiar la baja beta del crédito, incrementando su sensibilidad a los movimientos del mercado en caso de mayores caídas en los activos de riesgo.