Estas últimas semanas, los nuevoleoneses hemos quedado consternados e indignados ante las últimas denuncias de violencia sexual contra estudiantes y deportistas menores de edad. Son casos que nos consternan en lo más profundo y generan repudio.
Ante ellos, es urgente trabajar de una vez por todas en reforzar las estrategias de prevención, atención y castigo para erradicar este tipo de violencia.
En México, la violencia sexual contra menores es grave. Tan solo en los primeros tres meses del año, se han registrado más de 12 mil denuncias por delitos de índole sexual, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Estas cifras dan cuenta del profundo daño que se sigue infligiendo a miles de niñas, niños y adolescentes.
Nuevo León no es ajeno a esta crisis. Nuestro estado ocupa el quinto lugar a nivel nacional en denuncias por violencia sexual contra menores de edad. Peor aún, estas han incrementado más del 30% en el último año, lo que sugiere no solo un aumento en la incidencia de estos delitos, sino también la posible insuficiencia de las medidas actuales para prevenir y atender a las víctimas.
El abuso sexual infantil y adolescente es una de las formas más atroces de violencia. No solo afecta a la víctima en el momento del ataque, sino que deja cicatrices emocionales, psicológicas y físicas que pueden durar toda la vida. Por ello, es urgente garantizar que las víctimas reciban el apoyo y la atención adecuada para superar las secuelas de estos delitos, pero también es urgente fortalecer las acciones de prevención y asegurar que los agresores sean castigados con todo el peso de la ley.
La impunidad sigue siendo uno de los principales obstáculos para combatir este problema. Se estima que más del 90% de los casos que no se denuncian son los que, sí, no llegan a una sentencia condenatoria. Por ello, es necesario que como sociedad y como autoridades confrontemos los tabúes y creemos un sistema de justicia que impulse a las víctimas a denunciar. No hacerlo perpetúa un ciclo de agresiones en el que los responsables rara vez enfrentan consecuencias.
Es imprescindible que las autoridades actúen con firmeza y celeridad para garantizar que cada denuncia sea investigada y que cada agresor reciba un castigo ejemplar.
Desde Morena Nuevo León, los senadores, diputados locales y la dirigencia estatal hemos puesto a disposición de la ciudadanía servicios de asesoría legal, acompañamiento psicológico y orientación integral para todas aquellas personas que han sido víctimas de violencia sexual o que conocen a alguien en esta situación. Sabemos que denunciar puede ser un proceso difícil y doloroso, por lo que queremos asegurarnos de que nadie tenga que enfrentarlo solo.
No solo se trata de atender a las víctimas; también debemos trabajar en prevenir estos delitos. La educación juega un papel clave en esta lucha. Es necesario que, desde las escuelas se refuercen los programas de educación sexual y de prevención del abuso infantil, brindando a niños y adolescentes herramientas para identificar conductas inapropiadas y denunciar cualquier situación de riesgo.
Además, es urgente que las instituciones de todos los ámbitos refuercen sus protocolos de seguridad y prevención. No podemos permitir que quienes tienen la responsabilidad de proteger y formar a nuestros niños y jóvenes se conviertan en cómplices de estos delitos, ya sea por acción o por omisión.
La violencia sexual contra menores es una de las más grandes deudas que tiene nuestra sociedad. No basta con indignarnos cada vez que un nuevo caso sale a la luz; es momento de actuar con determinación para erradicar este problema de raíz.
Los niños y niñas de Nuevo León merecen crecer en un entorno seguro, libre de miedo y violencia. No podemos fallarles.