Los diputados locales llevan seis días sin trabajar. ¿Por qué lo digo? Muy simple, si no está legitimada la Mesa Directiva por la mayoría de las bancadas y se cierne sobre ella la ominosa sombra de la sospecha, lo que hacen en todo caso es grillar, no legislar.
Si no está legitimada la Mesa Directiva y hay dudas sobre la elección de la presidenta, porque, aparentemente, se hizo trampa en el conteo de boletas, lo que hacen es alargar los tiempos sin resolver en realidad ningún tema de la agenda legislativa.
Si no está legitimada la Mesa Directiva y no se repite, como debería ser, la votación de su presidencia, de nada servirá que los 42 legisladores se vayan de puente y regresen a sesionar hasta el próximo martes mientras el Congreso queda vergonzosamente paralizado.
Si no está legitimada la Mesa Directiva y la bancada de Morena acepta dejar intacto el status quo, quedándose como única prebenda de negociación con la COCRI —es decir, con la Comisión de Coordinación y Régimen Interno, que es el órgano colegiado encargado de dirigir la administración operativa del Congreso—, se habrá entregado el control legislativo al PRIAN y a la casta política que ha dominado por décadas impunemente a Nuevo León.
Si no está legitimada la Mesa Directiva y no se mantienen unidas las bancadas de Morena, MC y el PT se entregará el manejo político y administrativo de esta 77.ª legislatura a cambio de un plato de lentejas.
Si no está legitimada la Mesa Directiva y se tolera que el PRI y el PAN condicionen cualquier negociación con las demás fracciones parlamentarias a su arbitraria voluntad de pedir quitar a su antojo al coordinador de MC, al rato condicionarán también la interlocución con las demás bancadas a cambio de remover a los coordinadores de las demás formaciones legislativas.
Si no está legitimada la Mesa Directiva y los diputados locales posponen cualquier solución viable por la vía legal y constitucional, el ejemplo que dan a los nuevoleoneses es de no poder ponerse de acuerdo ni siquiera en el orden del día.
En todos los anteriores casos lo que se sacrifica es la dignidad parlamentaria y la reputación de nuestros legisladores. Allá ellos. Pero a nadie se le paga por no trabajar y menos por fingir que trabaja.