Cerramos el año 2024 y con ello el primer trimestre del sexenio del segundo piso en la 4T. Por momentos pareciera que la presidenta tiene todo bajo control y no hay sismo que le rompa la parsimonia del estilo copiado a su antecesor.
Un fenómeno interesante el que se vive. En el ritualismo de la política mexicana el presidente saliente es enviado al ostracismo, agregue que además tiene en contra haber sido impuesta, impulsada, y hechura de su antecesor; eso dificultaría su gobierno, por tanto, debería buscar el distanciamiento para mostrar su personalísimo estilo, pero ella no es así, la presidenta no pierde momento para hacer sentir vivo (políticamente) al habitante de Macuspana. Se enorgullece de mostrarse como la segunda parte de esa película llamada 4T.
A estas alturas me habría gustado conocer la personalidad de la mandataria, pero seguimos con el guion que dejó López Obrador. Está funcionando el orden del día marcado, de eso no tengo duda, pero habría querido conocer la luz propia de quien gobierna al país.
De no haber sorpresas, el 2025 será políticamente aburrido, farragoso, de flojera. Despertar todos los días a una mañanera donde se hable de los malos en la película un día sí y otro también como si el tiempo se detuviera y cada mañana sería un volver a empezar donde mismo. ¡Mediáticamente es de güeva!
Pero no gobierna para darme gusto ni satisfacer a los diferentes, el estilo está probado y así seguirá porque funciona, tal como lo haría la maestra de escuela que encarga de tarea planas y planas a sus alumnos, el método puede ser castrante y antipedagógico, pero sus escolares aprenden a leer; así en el país, no surgen nubarrones repitiendo el script.
Desde mi particular óptica, dos son los aspectos donde la presidenta merece elogios: su manejo de la relación bilateral con el presidente electo en EUA y la estrategia de seguridad iniciada.
A Trump no se le atravesaron, los anteriores mandatarios, incluyendo el habitante de Macuspana, le trataban con más suavidad que pétalos de rosa. En contraparte, la señora ha tenido un discurso frontal de autoestima y respeto. Lejos de achicarse, se creció ante las baladronadas del vecino.
Algunos dirán que una cosa dice y otra hace, quizá, pero a muchos les gusta que su representante tenga el talante para no apocarse, al menos en el discurso, eso es más que sus antecesores. Exigir que no se use a México como bodega de deportaciones es asumir un posicionamiento no visto en varios lustros.
En materia de seguridad, la estrategia, enjambre y otras similares cayeron en buen momento en el ánimo de la población. Edomex y Sinaloa son entidades fallidas y la presencia del titular de seguridad en ellas manda mensaje.
Luego de décadas entre la mal llamada guerra calderonista, la disque inteligencia peñista y los besos de López; que se perciba mando y rumbo en la seguridad pública, abre una luz al final del túnel.
Ojalá la estrategia funcione, sabemos, no será a unos meses, pero si se logran recuperar algunos territorios, este gobierno tendrá un lugar positivo en la historia presente del país.
Han pasado tres meses con algunos cambios, pero en educación, como en salud, la apuesta es la misma. Ideologizar la educación como si eso formara mejores ciudadanos y tratar de curar al pueblo con discursos macuspanos.
Alguien dirá que está en construcción el segundo piso de la 4T, quizá. Por el momento veo una nación en la cual la política y la democracia no importan, como tampoco lo que piense un sector del pueblo.
En la segunda temporada de la 4T, poco cambia.