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Opinión

Ya toca a México provocar una reforma migratoria integral regional

Columna Invitada

En México, hemos estado en una espera constante durante décadas, aguardando una reforma migratoria en EUA que formalice y canalice de manera efectiva el flujo migratorio. Esta cuestión, fundamental en nuestra relación bilateral con nuestro principal socio comercial, ha sido un tema que nos ha unido y distanciado en diferentes momentos, especialmente cuando surgen problemas relacionados con la seguridad o los derechos humanos.

Sin embargo, a pesar de la complejidad del fenómeno migratorio, su crecimiento continuo se ve impulsado por factores simples de oferta y demanda. Es decir, por un lado, EUA requiere de mano de obra a ciertos costos para múltiples actividades, y por el otro, México tiene el capital humano que busca una mejor retribución salarial y oportunidades de trabajo, en el mejor de los casos, o que, en la peor de las circunstancias, huye de su lugar de origen por alguna experiencia o razón de inseguridad. Detrás de esta dinámica subyace un trasfondo complejo que requiere medidas decisivas y un cambio de rumbo en nuestras políticas.

Mientras los legisladores estadounidenses negociaban recientemente una posible reforma migratoria integral, la política interna y la geopolítica entraron en juego, condicionando el debate a cuestiones como el presupuesto militar para Ucrania. 

Esta situación deja en claro la influencia que la geopolítica tiene en las decisiones nacionales, incluso en asuntos tan cruciales como la migración. Además, Canadá, otro socio comercial importante, ha vuelto a imponer requisitos de visa para los mexicanos debido al aumento significativo de solicitudes de asilo en su territorio. Esta medida refleja la necesidad de controlar el acceso y las solicitudes de asilo por parte de los ciudadanos mexicanos.

Frente a estos desafíos, México debe dejar de ser un mero espectador y buscar activamente soluciones que transformen los riesgos migratorios en oportunidades de crecimiento y desarrollo. 

Esto podría implicar fortalecer los programas de trabajo temporal y adoptar prácticas exitosas de movilidad laboral, como las implementadas por la Unión Europea. Además, la modalidad de trabajo remoto ofrece nuevas posibilidades para empleos basados en tecnología, donde México cuenta con un gran potencial humano.

Más allá de las reformas migratorias que se estén discutiendo en Estados Unidos y Canadá, es momento oportuno para que México asuma un papel proactivo y proponga una reforma migratoria integral regional, que beneficie a todos los socios del T-MEC y fortalezca nuestra relación multilateral. 

Pero, además, debemos seguir trabajando incansablemente para construir un país donde la gente no quiera emigrar, sino donde quiera quedarse, y donde encuentre oportunidades de crecimiento y realización personal.

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