El 24 de octubre de 1976, Pablo Emilio Madero anunció que el día 29 arrancaría su campaña, que tendría una duración de 40 días. Destacó que recorrería diariamente los distintos barrios de la ciudad, “realizando minimitines y un gran mitin cada viernes”; además, llevaría a cabo visitas domiciliarias por las tardes y gran parte de su campaña se realizaría todos los días entre las seis y las 10 de la noche. Aunado a estos actos públicos, desplegaría una serie de eventos, como ciclos de conferencias donde participarían renombrados panistas.
El día anunciado se realizó el mitin de arranque, en el que se hicieron algunas declaraciones de Bernardo Bátiz, integrante del Consejo Ejecutivo Nacional, quien culpó al gobierno federal de la devaluación económica que azotaba al país: “Mientras el Presidente de la República no se decida a arreglar el desbarajuste económico a que ha llevado a México, el peso seguirá devaluándose (…) por gastos excesivos y suntuarios de gobierno, como el Colegio Militar, así como por inversiones hechas a base de préstamos que se han aplicado con criterio improductivo”.
El día 30, ante la Comisión Estatal Electoral, se registraron las candidaturas de los contendientes por Monterrey, Cerralvo, Salinas Victoria, Sabinas Hidalgo, Zaragoza y Aramberri.
Madero había nacido el 3 de agosto de 1921 en San Pedro de las Colonias, Coahuila. Era hijo del general brigadier Emilio Madero González (sobrino de Francisco I. Madero) y Mercedes Belden Gutiérrez. Estuvo casado con Norma Morelos Zaragoza Luquín, con quien procreó ocho hijos: Norma Alicia, Pablo, Marcela, Leticia, Mercedes, Mónica, Guillermo y Jorge. Estudió primaria y secundaria en el Colegio Franco Mexicano de Monterrey, y la preparatoria en el Colegio Francés de la ciudad de México (1933- 1940).
Se recibió de ingeniero químico con especialidad en azúcar y petróleo en la Universidad Nacional Autónoma de México (1941-1945). Se desempeñó como gerente general de las empresas Vidrios y Cristales, Materias Primas Monterrey y Vidrio Plano de México y como director de comercialización de la División de Vidrio Plano de Grupo Vitro, entre otros importantes cargos. En su juventud estuvo preso en el Charco Verde, cárcel de San Luis Potosí, por protestar contra la imposición del libro único de texto gratuito por parte del gobierno de Adolfo López Mateos.
Ingresó a los grupos juveniles del PAN en 1939, fue consejero nacional a partir de 1974, colaborador editorial de la revista La Nación, presidente del Comité Directivo Estatal del PAN en Nuevo León durante 1974 a 1978, presidente distrital en el Distrito Federal en 1949 y dirigente municipal en Monterrey 1951 a 1967. Recientemente había participado en la elección interna de candidatos presidenciales durante la XXV y XXVI convenciones nacionales, realizadas el 17 de octubre de 1975 y el 25 de enero de 1976, respectivamente. Después de siete rondas de votaciones, ni él ni su otro contendiente, Salvador Rosas Magallón, lograron alcanzar el 80% de los votos estatutarios, por lo que el PAN no postuló candidato a la presidencia de la República.
En el PRI, todo estuvo en calma hasta el 9 de septiembre, cuando Jesús Ayala Villarreal, presidente del Comité Directivo Estatal, negó categóricamente que, para esta fecha, hubiese un “tapado” para Monterrey. Aclaró que estaba en consulta y reuniones constantes con el presidente del Comité Ejecutivo Nacional, Porfirio Muñoz Ledo, para planear el proceso de selección de los precandidatos para los diversos municipios de la entidad. No pasó ni una semana para que la militancia local volviera a poner en evidencia las declaraciones de sus dirigentes. El día 15 de septiembre apareció en un diario local una plana completa con un desplegado de apoyo a la precandidatura de Ricardo Torres Martínez, quien en ese momento fungía como director de Educación Pública del estado. En sus primeras líneas, el escrito destacaba estar firmado por personas empadronadas que proponían a Torres Martínez “en virtud de su arraigo, simpatía popular, autenticidad revolucionaria, capacidad de trabajo y de servicio social”. Lo firmaron 56, 790 personas pertenecientes a 30 organizaciones, la mayoría afiliadas al PRI.
Sin embargo, los medios locales no estaban convencidos de que él fuera el elegido, por lo que preguntaron al alcalde Leopoldo González Sáenz para saber hasta dónde él sabía o estaba involucrado con la designación del ungido para Monterrey. En rueda de prensa, aclaró que no tenía candidato a sucederlo “porque el mayor error de un presidente municipal es tratar de meter mano en la sucesión, ya que esto es función del Partido, que es quien debe enjuiciar a sus gentes, analizarlos y escoger al que considere más conveniente y más representativo para los intereses de la comunidad”.
El 21 de septiembre, el gobernador Zorrilla declaró tener confianza de que el PRI haría las designaciones de las personas idóneas para regir los destinos municipales de Nuevo León, particularmente los del área metropolitana. De esta manera, las dos autoridades más importantes de la entidad negaban implícitamente el ungimiento del profesor Torres Martínez.
Finalmente, la noche del 1 de octubre, en el Teatro Calderón, la CNOP hizo el pronunciamiento para designar precandidato a la presidencia de Monterrey a César Santos Santos, acto presidido por Roberto Olivares Vera, dirigente estatal de dicha organización. Rosa María de la Peña, dirigente nacional de las Juventudes Revolucionarias, fue la encargada de pronunciar el primer discurso, en el que agradeció que “en Monterrey se ha dado oportunidad a la mujer nuevoleonesa de hacer pública la adhesión del sector cenopista, al que se agregan los restantes sectores del PRI. Sellamos esta noche el compromiso de que a favor de nuestro precandidato César Santos Santos, sea la más copiosa en la historia política del PRI en Monterrey.” El pronunciamiento oficial fue confirmado en el mismo sitio por Roberto Olivares Vera, quien más tarde lo reiteró durante un acto masivo celebrado en su local de la avenida Pino Suárez.
En su primera declaración, Santos comentó: “En primer término, quiero poner todo mi esfuerzo para servir al pueblo de Monterrey, con el cual he convivido por muchos años, en donde estudié, en donde recibí mi título profesional, en donde contraje matrimonio, en donde he vivido, propiamente en el Área Metropolitana con mi familia; pero mi actividad profesional ha tenido siempre precisamente su función en la ciudad de Monterrey”.
Respecto a su plan de trabajo, destacó: “Tener una campaña austera, sin ataques a nada ni nadie, coordinarse con el gobierno del estado para llevar adelante los planes de Fomerrey realizar un programa de acción benéfica a la comunidad”. Exhortaba a todos los sectores a apoyarlo, y su propuesta era que la hacienda municipal incrementara sus recursos; para ello, pediría la colaboración del gobierno estatal para gestionar ante la federación y atender los programas de servicios públicos tales como limpieza, bacheo, alumbrado y repavimentación de calles.
Con el destape de César Santos a la alcaldía de Monterrey, el PRI le dio un madruguete al PAN, que para esta fecha apenas andaba organizando sus convenciones municipales.