El pasado lunes 26 regresaron a clases más de 1 millón de estudiantes de educación básica a las aulas de Nuevo León. 1 millón 702,000 aproximadamente, según cifras oficiales.
El magisterio nuevoleonés regresa feliz a sus labores docentes así como el personal de apoyo y de asistencia educativa.
Con una mente de cooperación y de participación coproductiva llena de esperanza, la docencia de este bello Estado del norte del país se envalentona para dirigir el futuro de la nación: el alumnado de educación inicial, especial, primaria y secundaria.
La niñez y la juventud llegaron con cara de ilusión y confianza.Ahora bien, ¿y los padres de familia? Excelente pregunta para una excelsa respuesta. Se acuerdan mucho de sus gobernantes. ¿Es en serio? Así es, en efecto; desde el momento que la familia entera duerme menos para llegar temprano a la escuela y luego continuar con su trayectoria el trabajo, los papás tienen que hacer “de tripas corazón” para aterrizar en su destino final. Algunos padres dejan a sus hijos desde las 6:15 de la mañana afuera de sus planteles para que, posteriormente, ellos lleguen con puntualidad “a su chamba”.
El retorno a casa, un tanto igual.Prosiguiendo ese orden de ideas, le ruegan a El Creador que no haya ningún accidente, que el tren esté estático interrumpiendo en lo absoluto el tráfico, que no llueva leve o intensamente, que no circulen tantos motociclistas las calles y avenidas, que no haya muchos tráilers, que no haga mucho calor ambiental, etcétera; y así poder llegar en paz a su destino. Monterrey y su área metropolitana, ¿tiene tantas vicisitudes en materia de movilidad? Sí, al igual que en la CDMX y Guadalajara.
Las enfermedades psico y socio emocionales están a la orden del día. Ya dentro de la institución educativa, ¿todo está felizmente bien? En este renglón existe mucha diversidad de opiniones. Estas van en correspondencia de acuerdo a las condiciones que los directivos han creado a través de su estancia en ella; es decir, los directores que no se han cambiado de plantel tienen una organización ya predeterminada y aceptable.
Esto regularmente ocurre en los turnos matutinos. En los vespertinos están con “el Jesús en la boca”; es decir, están esperando con ansias locas que les llegue el alumnado esperado para que no les disminuyan grupos. Siendo las Oficinas regionales las responsables de la asignación del alumnado.
Esta metamorfosis educativa tradicional se ha convertido en una “enfermedad social” que algunos expertos han denominado: Síndrome del inicio de clases en las grandes urbes dando como consecuencia desde leves modificaciones negativas de conducta (mal dicciones y pleitos de tránsito) hasta trastornos de personalidad. Bueno, y la participación o contribución de los gobiernos, ¿en qué ha beneficiado o afectado en este fenómeno social y de gran movilidad? Al menos aquí en Nuevo León la comunidad regia opina en su generalidad que las contribuciones son más negativas que positivas. Por citar un ejemplo: la escasez de personal de agentes de tránsito en áreas conflictivas es enorme y altamente perceptible.
Las calles y avenidas son las mismas y el parque vehicular ha sido aumentado exponencialmente dando como resultado embotellamientos que alteran la salud y la cordura. ¿Y cómo están las condiciones de las vías de comunicación? De reprochable estado: con gran cantidad de baches, bordos, áreas inconclusas de Agua y Drenaje, montones de basura, alcantarillas abiertas (sin tapa), con semáforos sin sincronización y muchos “con ojos tuertos”. ¿Así o más claro? Entonces y resumiendo: ¿en dónde está y para quién es el “feliz regreso a clases”? Esa es la cuestión.
Un feliz retorno a las aulas sería que tanto personal docente, directivo y administrativo tuvieran las herramientas necesarias y las condiciones físicas de los planteles para llevar a cabo una educación integral y progresista de este siglo XXI. Asimismo, que el Gobierno en general se haga cargo de la transportación de los educandos a las escuelas y, por último, que el calendario escolar y los planes y programas de estudio sean acorde con las diferentes regiones del país; es decir, que se dejen de ensayar con métodos oscuros de otros países.
De igual manera que se eliminen las Oficinas Regionales de Educación (agencias de colocación y de promoción política oficial partidista), que a los directores los dejen ser, en efecto, directores y que el SNTE se “ponga las pilas” en la RECONQUISTA DE LO PERDIDO (La bilateralidad en las negociaciones, eliminar la Incompatibilidad, lograr primero los cambios internos de zona, pulverizar la figura de CONTRATOS; por citar algunos ejemplos). ¿Es mucho pedir? ¿Estamos como en Finlandia? La verdad se habría que decir, y se dijo.A pesar de todo: FELIZ REGRESO A CLASES. Hasta la próxima.