Los padres de familia, por una parte, están superfelices de este “feliz regreso a clases a la prepa y a la universidad”. Por otra parte, claro que están superestresados y descontentos. Pero, ¿por qué están estresados?
Pues ya si no; el tráfico enfermizo que están empezando a sortear está tan complicado como el viaje de Dante Alighieri en su obra clásica “La Divina Comedia”.
El rector de la máxima casa de estudios, Santos Guzmán López, puntual salió a la palestra a presumir con justa razón la extensión del CIDEB en la prepa 1 de Apodaca.
Enhorabuena por esta iniciativa.No cabe duda que la Universidad Autónoma de Nuevo León está haciendo esfuerzos sobrehumanos para tratar de cubrir la demanda educativa tanto a nivel preparatoria como a nivel de carrera profesional.
Sin embargo, la falta de presupuesto solo le permite cubrir una parte de la juventud con hambre de aprender en esa noble institución.
Muchos jóvenes se quedan con ansia loca por entrar y, aparte del método de selección, los escasos recursos económicos y la ausencia de becas efectivas son los obstáculos a derribar.
Muchos padres de familia se quedan tristes y desconsolados al enterarse de que sus criaturas no lograron el puntaje solicitado para accesar a la UANL.
Otro sector de ellos se quedan más que sorprendidos cuando sus vástagos “son enviados a prepas muy lejos de su domicilio”. En este sentido, tienen varias opciones para llegar a tiempo a su prepa: transporte que ofrece la prepa (muy caro por cierto); transporte privado en camionetas tipo suburban y/o minivans; irse por sus propios medios; el tigrebus (muy difícil de abordar); el camión que ofrece cierto alcalde piados de su población; el metro y el camión urbano.
Estimados representantes del gobierno: ¿habrá alguna forma de apoyar a estos papás así como a los estudiantes? Digo, para efecto de disminuir la movilidad asfixiante.Estoy 100% seguro que nuestro estimado rector no se da cuenta por las peripecias dantescas que sufren a diario sus usuarios.
La juventud neoleonesa la verdad que la sufre bien y de qué manera. Estas nuevas experiencias, que no se imaginaban, son muy grotescas y fantasmagóricas.
Los ya preparatorianos se ponen de pié desde las cuatro y media de la madrugada. La hora de regreso a su hogar, sin tener materias o club por la tarde, es casi a las 3 de la tarde. Insisto, ese recorrido es dantesco.
Al igual que en educación básica, en las grandes urbes, la oferta es mínima comparada con la demanda.
Se requiere de “inyección inmediata” de recursos para solventar con calidad la educación en nuestro país. Parecemos “disco rayado” pero, la verdad como es.
El semestre está iniciando y nuestra metrópoli está super colapsada por la movilidad intensa. ¿Qué pasará el 26 de este mes cuando más de 1 millón de alumnos de educación básica inicien el ciclo escolar 2024-2025? La respuesta es depronósticos reservados.
El doctor Guzmán López además de gestionar más recursos federales y estatales para cubrir al máximo su oferta educativa, deberá de poner atención en su área de evaluación escolar; hay muchas evidencias que el sistema de revisión de los exámenes de admisión deja mucho que desear.
Muchos padres de familias afirman que al acudir al Centro de Revisión y Evaluación descubren que su criatura sacó más puntaje del que salió en la boleta de asignación.
La respuesta de los responsables del área a estas situaciones embarazosas es simple y sencillamente:“Disculpe usted, ya no se puede hacer nada”.
En este orden de ideas la población que no tiene ningún tipo de influencia “sufre las de Caín” y se resigna a ir a la prepa que “le dieron”.Hay mucho por hacer en el sector educativo (en los demás también) debido a que es pilar fuerte para el crecimiento económico y social de sus habitantes.
Habrá que legislar intensamente para crear leyes justas y equitativas que traigan como consecuencia un desarrollo integral y científico de los niños y jóvenes para tener una sociedad más equilibrada y participativa.
En el deporte, incluso, hay demasiado que hacer también. ¿Por qué? Ahí están los resultados en las olimpiadas. ¿O no?