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Opinión

Elecciones chapulineadas, 1979. Tercera parte

Pensando en La gente

El 19 de octubre, Pedro F. Quintanilla Coffin, candidato priista a la alcaldía regia, arrancó su campaña orientada a recuperar la confianza de los ciudadanos. Bajo el eslogan de la “mística de barrio”, se comprometió a sumar electores para derrotar al contrincante más fuerte: el abstencionismo. Veámoslo a continuación. 
 
En sus primeras declaraciones, afirmó que era necesario volver los ojos hacia la ciudad para que ésta renaciera y fuera más limpia y digna “Nos hemos engolosinado con una ciudad industrial y hemos puesto los ojos en las industrias, olvidando a la ciudad en sí misma, como zona habitacional”. Destacó que el futuro era desconcertante y resultaba urgente acercar más a la autoridad con los vecinos, para lo cual era necesario dividir a la ciudad en delegaciones. Al día siguiente, se  reunió con numerosas organizaciones femeniles en el Club Internacional de Monterrey, quienes denunciaron el pésimo estado del transporte urbano, la contaminación ambiental, la escasez de bibliotecas públicas y el entubamiento de un tramo del río Santa Catarina.

Se comprometió a dar inmediata solución a estos problemas. En el caso de las bibliotecas, propuso la creación de un patronato denominado “Amigos del Libro”, del cual ofreció ser contribuyente para que, mediante donaciones, se elevara el nivel académico de los estudiantes. 
 
El 21 de octubre, realizó dos actividades. La primera con miembros de la Unión de Comerciantes Detallistas adheridos a la CNOP, quienes le plantearon sus principales preocupaciones, como la competencia desleal de los grandes consorcios y el aumento anual de impuestos municipales. El candidato dijo que el comerciante detallista simbolizaba al auténtico trabajador regiomontano, que diariamente emprende la lucha por sostener su hogar. Posteriormente, se reunió con representantes de 50 colonias del sur de la ciudad. Bajo la “mística de barrio”, promovió la creación de un comité para el desarrollo integral de las Colonias del Sur A.C., que presidió el Dr. Luis López Lugo. La noche del 25 de octubre, en el auditorio “Fidel Velázquez” de la CTM, ante dos mil 500 trabajadores del volante, señaló que éstos merecían el respeto y respaldo del Ayuntamiento, y reprobó “las injustas persecuciones de que eran objeto estos trabajadores”.
 
El 27 de octubre, en el Gimnasio del PRI, ante mil 500 jueces auxiliares, se comprometió a llevar los servicios de limpia, alumbrado, bacheo, servicios médicos, correos y telégrafos a través de delegaciones. Se refirió a su “mística de barrio”, con la que pretendía crear conciencia entre todos los regiomontanos para realizar obras en beneficio colectivo. Era necesario “hacer sentir a los vecinos la necesidad de que, con su auxilio, se construyan calles, avenidas, parques, jardines, escuelas y obras públicas comunitarias”. Advirtió que estaba siendo criticado por querer volver al Monterrey antiguo y que eso no era verdad, porque estaba pensando en el año 2000, “ya que para esa época la ciudad contaría con cinco o seis millones de personas”. Ese mismo día, en el Club de Leones de Monterrey, se reunió con tres mil jóvenes representantes de las colonias de Monterrey.

En el acto, manifestó sentir rabia por la ciudad destrozada, ya que parecía un monstruo, e instó a los jóvenes a convertirse en guerrilleros de su comunidad. “Sin importar su pensamiento, religión o situación económica, quiero convertirlos en guerrilleros, pero guerrilleros por su ciudad, para construir, no para destruir,” advirtió. 
 
El 30 de octubre, en el Cinema Río 70, ante cuatro mil estudiantes del Centro de Estudios Universitarios (CEU), Quintanilla Coffin pronunció un discurso en el que señaló que los jóvenes eran lo más valioso de la ciudad y los felicitó por el coraje, decisión y patriotismo. Dijo sentirse contagiado con su jovialidad y citó la “Verdad histórica” de Rómulo Gallegos: “Desafortunado aquel que no vuelve la cara a la juventud”, para replantear que “el éxito de todo buen gobierno radicaba en saber atender a la juventud”. Un día después, visitó el comedor de pobres del Padre Roberto Infante, quien desde hacía 20 años proporcionaba alimentos a las personas indigentes. El sacerdote le aclaró que no recibía apoyo oficial, solamente de funcionarios a título personal. Al ver a las personas y niños que acudían al comedor, el candidato priista hizo alusión al milagro bíblico de los peces y panes, y sugirió a sus colaboradores que cooperaran con el párroco. Posteriormente, asistió a un mitin efectuado en la colonia 16 de Septiembre, en el que participaron familias del noroeste de la ciudad y representantes de las colonias Villa Alegre, Loma Linda y Nueva Morelos. 
 
El 2 de noviembre, visitó la colonia Independencia, donde manifestó su inconformidad por la situación en la que vivía la mayoría de los vecinos de dicho sector, carentes de los más elementales servicios, y sentenció que era urgente unir esfuerzos para salvar de la marginación a los pobladores de la colonia, considerada como una de las más antiguas y populares de Monterrey. Al siguiente día, se reunió con ocho mil priistas del Frente Popular de las Colonias del Noroeste de Monterrey, integrado por 36 colonias de aquel sector. El evento se llevó a cabo en las colonias Ampliación San Jorge y 16 de Septiembre. El día 8, visitó la sede de la CNOP, donde convivió con los deportistas que durante los recientes Juegos Parapléjicos Nacionales habían tenido una destacada participación. 
 
El 9 de noviembre, se reunió con los dirigentes de las 36 secciones que componían la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, quienes le patentizaron su apoyo, señalando que el PRI había escogido “a uno de sus mejores hombres para hacer mancuerna con el gobernador Martínez Domínguez”. Al siguiente día, tuvo una junta con el Sindicato de Maestros de la Sección 50 del SNTE, en un desayuno que se llevó a cabo en el Club Internacional, ante más de mil maestros. Reconoció su labor infatigable y dijo: “Nadie podría pagar jamás el gran servicio que los maestros realizaban en bien de la sociedad”, recordando que él era hijo de una maestra. Por la noche, tuvo dos actos: primero asistió a una reunión extraordinaria del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Municipio de Monterrey, en cuyo local se comprometió a respetar sus derechos, pero les advirtió que exigiría reciprocidad en el trato. Finalmente, se congregó con un grupo de 35 colonias del sur del Río Santa Catarina, de la colonia Independencia.
 
Faltando un par de semanas para el cierre de su campaña, donde daría a conocer su programa de gobierno, Quintanilla Coffin había recorrido los sectores más importantes de la ciudad, manteniendo diálogo abierto con las organizaciones sociales.

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