Este regreso a clases es uno de los más fríos y tristes que he presenciado en muchísimos años. Frío en el sentido estricto de la palabra y frío en el sentido amplio de la misma. Además, cae un docente víctima de un crimen atroz, producto de un “deshilachado” tejido social.
Es verdaderamente triste constatar, desde hace muchos años, que una gran cantidad de trabajadores de la educación se tenga que dedicar a una segunda actividad, muy diferente a la de la docencia, para poder completar y cubrir sus necesidades básicas como padres (o madres) de familia.
Este modelo salarial del profesorado nacional es dizque profesional y prácticamente paralelo al rumbo de la economía nacional. Al menos eso afirma el gobierno en turno y, a complacencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, quien es el encargado de la negociación en este ramo laboral, se permiten alzas insuficientes para los maestros de México, que no van acorde con su profesión en este siglo XXI.
A lo anterior, hay que agregar que los docentes no pueden laborar, “por la compatibilidad”, más de 42 horas semanas/mes; es decir, si el “teacher” trabaja en el subsistema federal, ya no podrá cubrir más horas en el estatal. Incluso, ni en la UANL. Así de “superestricto” está la herencia que nos dejó Peña Nieto y que AMLO no quiso modificar, perjudicando a los trabajadores de la educación, a pesar de que se violaron algunos preceptos constitucionales en lo referente a la libertad de empleo.
Sin embargo, el magisterio nacional y, en especial, el nuevoleonés, en este regreso a clases, estará atento y puntual para recibir a sus estudiantes, que así lo determinen sus papás; claro está, por el frío que se espera para hoy jueves y mañana viernes. Es decir, a falta de un criterio serio y responsable en cuanto a parámetros oscilatorios en materia de clima y de alta o baja temperatura ambiental para declarar la suspensión de clases, los héroes de la educación mexicana (los maestros) estarán en sus aulas para recibir a sus pupilos con los brazos abiertos.
Las condiciones de los planteles educativos oficiales van en concordancia con las aportaciones que los padres de familia hacen cada ciclo escolar; y, como ya está escrito, son estrictamente voluntarias.
Luego, muchos padres y tutores se escudan en esta legislación para no cubrir económicamente lo que debiera ser su obligación. Por lo tanto, es bien sabido que las malas condiciones en las que se encuentran la mayoría de las instituciones educativas son una realidad. El frío les llegará a los niños por todos lados.
Así, las ondas gélidas y de calor extremo invaden nuestra comunidad regiomontana. No obstante, el calor humano del docente hace que la práctica educativa sea más amigable y llevadera; es un símbolo de entrega total a su profesión y de amor hacia sus estudiantes; es ser empático con sus semejantes.
A pesar de los pesares: ¡Feliz regreso a clases! La verdad como es, se tenía que decir y se dijo. Hasta la próxima.
PD: Al que no se le ha vuelto a ver en acción es al maestro Jesús “Chucho” Ortiz, secretario general del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Educación en México (SITEM), sección Nuevo León. ¿Acaso estará preparando un acto sorpresa? ¿O ya se resignó al “bateo” que le dieron las autoridades locales? Son solo preguntas.