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Opinión

Otro dedazo presidencial, 1973. Tercera parte

Pensando en La gente

Después de “convencer” a los militantes que aspiraban a la candidatura para la alcaldía regia de apoyar unánimemente a Leopoldo González Sáenz, la dirigencia priista le organizó una intensa campaña en la que visitó colonias, empresas, colegios de profesionistas y reuniones multitudinarias con los sectores del partido. Veámoslo a continuación. 
 
Su primer mitin se llevó a cabo el 2 de noviembre de 1973, en las colonias Independencia y Nuevo Repueblo, ante cerca de cinco mil vecinos, con quienes se comprometió a aplicar la ley “para todos los regiomontanos y no dejaría que nadie, por importante que éste sea, estuviera por encima de las normas que rigen la sociedad”. Dijo que su campaña llegaría hasta las entrañas propias de la gente que buscaba una ciudad ordenada, limpia y con proyección a futuro. A este evento acudieron su esposa, la señora Elena Villarreal de González, y su hijo Leopoldo Teodoro, de ocho años de edad, quien, de forma improvisada, tomó el micrófono, pidió que votaran por su papá y, ante el aplauso de la multitud, dejó el estrado. Ese mismo día tuvo otra reunión con los profesionistas en Derecho, quienes le ofrecieron una comida en el Club Internacional. Pidió unidad alrededor del presidente Echeverría y del gobernador Zorrilla, quienes, dijo, llevaban al pueblo a una cruzada por el bienestar de las familias mexicanas y nuevoleonesas. 
 
Al día siguiente, ante medio millar de personas en la colonia Topo Chico, señaló que estaba dispuesto a cambiar la imagen negativa que se tenía de la ciudad.“Así como hacía 13 años clausuró el barrio El Nacional y no le tembló la mano, en la próxima administración él se encargaría de que se actuara con firmeza y energía para cerrar todo aquel lugar que perjudique el bienestar de las familias regiomontanas”. El 6 de noviembre, ante los habitantes de la colonia Ladrillera primero y, más tarde, en la Zapata, selló su compromiso de otorgar igualdad de servicios públicos a todos los habitantes de la ciudad. Siguiendo el lema de su campaña, “Todo por la Ciudad, Nada contra Ella”, se dirigió a sus seguidores afirmando que los programas municipales serían enfocados a un ordenado crecimiento urbano. 

El 8 de noviembre, presentó ante los medios el “Anteproyecto del Monorriel para Monterrey”, sistema que pretendía resolver el problema del transporte colectivo en la ciudad. Su construcción duraría tres años. Este consistiría en dos líneas troncales con una extensión de 83 kilómetros, con un costo aproximado de $1,386 millones de pesos. Expresó que el valor por kilómetro sería sumamente reducido, a razón de $42 millones de pesos, frente a los $125 millones que por esa misma distancia costó el tren subterráneo en la Ciudad de México. Voces a favor y en contra se multiplicaron tras el anuncio del anteproyecto. Dos ejemplos: la Asociación de Egresados del Instituto Politécnico Nacional en Nuevo León apoyó el proyecto por considerar que existían las condiciones económicas y sociales para su realización. Por su parte, uno de los consejeros del Tec de Monterrey y constructor del campus, el Ing. Armando Ravizé Rodríguez, expuso los inconvenientes de dicho anteproyecto, señalando: “Los trenes elevados están siendo eliminados en muchas ciudades del mundo. Ciudades de primer mundo como Nueva York, Chicago, Madrid, París, Moscú y Leningrado han preferido construir el metro antes que el monorriel, por ser más ventajoso económicamente a mediano y largo plazo. Las ciudades que usan actualmente monorriel, como Osaka, Japón, sólo lo destinan a transportar personal al aeropuerto. En Disneylandia, Estados Unidos, lo usan como complemento del turismo”. Concluyó la crítica pidiendo que el sueño de González Sáenz no se convirtiera en pesadilla: “No heredemos a nuestros descendientes un adefesio económico; no hagamos monumentos a la escasez.”
 
El 10 de noviembre, en un mitin celebrado en las colonias del noreste de la ciudad, se comprometió a cerrar todo aquel sitio que atentara contra la tranquilidad de las familias regiomontanas y a clausurar los sitios que violaran constantemente los reglamentos municipales, como los que vendían bebidas alcohólicas o los centros de prostitución. “Ya que no vivimos en Sodoma, vivimos en Monterrey, y es mejor preservar el decoro que el tributo que pagan”. El día 14 visitó la planta de Cementos Monterrey, donde fue atendido por el Ing. Rodolfo F. Barrera, director general de la empresa. Tuvo contacto con los trabajadores, con quienes se comprometió a mejorar las condiciones de vida en sus colonias y a gestionar mejores condiciones laborales. Al día siguiente, exactamente a la mitad de la campaña, celebró un mitin en la colonia Hidalgo, en el lugar donde 10 años antes había construido, en su primer periodo de alcalde, una plaza, un jardín de niños y una biblioteca pública. Dijo que ese sitio era ejemplo vivo de que cumplía sus promesas y que dedicaría su segunda etapa como alcalde “a atender a los desprotegidos, ya que los problemas en la ciudad se han incrementado doblemente”.
 
El 16 de noviembre, tuvo una reunión con directivos e integrantes del Club de Leones Monterrey. Según la prensa, fue uno de los actos más emotivos de su campaña. Llamó a comprometerse para velar por el decoro, la salud, la paz, la seguridad y el bienestar de las familias, y a mantener en la ciudad el principio de autoridad. Destacó: “Estamos obligados por el programa de la Revolución porque sabemos que el pueblo de México ha vivido oprimido desde sus orígenes más remotos. […] Hemos contemplado la angustia y la tristeza de tantos compatriotas fustigados por el hambre y la injusticia, la ignorancia y la desesperación.” Al evento acudieron los exalcaldes de Monterrey: Gerardo Torres Díaz, Abiel Treviño, José Luis Lozano, Alfredo Garza Ríos, Santos Cantú Salinas, Constancio Villarreal, Eliseo B. Sánchez y Plutarco Elías Calles Jr., quienes dieron su espaldarazo al candidato priista. 
 
De esta manera, a unos cuantos días de concluir su campaña, González Sáenz había logrado atraer a la clase política de su partido, establecer compromisos con la población de escasos recursos y dialogar con los empresarios y las agrupaciones profesionales. Estaba el camino tendido para convertirse, por segunda ocasión, en alcalde de Monterrey. 

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