Para 2025, el mundo será otro y los nuevoleoneses tendremos que responder a un escenario que es casi un hecho: Donald Trump será el próximo presidente de EUA.
Y tú te preguntarás: ¿cómo nos afecta a la gente de Nuevo León esta circunstancia excepcional? Antes, te doy contexto.
Trump será presidente porque es casi imposible quitarle la blandengue candidatura demócrata a Joe Biden. Cuando un presidente decide reelegirse, el establishment norteamericano no puede negarle su liderazgo.
Y aún cuando se hiciera a un lado Biden, enfermo de demencia senil, el relevo sería de manera natural la vicepresidenta Kamala Harris, que tiene menos carisma que una roca fría.
Considera esto otro: Biden ha recaudado decenas de millones de dólares como candidato presidencial; gran parte de esa suma ya se gastó. ¿Quién reembolsará ese dinero a los donantes? Imposible
Finalmente, el principal estorbo para el revelo de ese guiñapo político, se llama Jill Biden.
La primera dama no está dispuesta a ceder la candidatura de su marido contra las presiones de quien manda en ese círculo, que son los Obama.
Así que Trump, a quien la Corte Suprema le dio ayer un estatus de inmunidad casi absoluta (aunque diga que es supuestamente parcial) ganará arrolladoramente frente al eslabón más débil de toda la historia del partido demócrata.
Y lo primero que hará Trump como presidente, más radical y extremista que nunca, será operar una política agresiva y hasta violenta contra la migración ilegal y destruir el T-MEC en 2025.
Frente a un próximo secretario de Relaciones Exteriores mexicano, Juan Ramón de la Fuente, quien definió a Trump como un paranoico y narcisista, peligroso, poco podemos esperar para una buena relación bilateral.
Frente a un secretario de Economía, como lo será Marcelo Ebrard, cuyo hermano representa en México los más grandes intereses de las empresas chinas, poco podemos esperar de buenas relaciones comerciales con nuestros vecinos del norte.
¿Qué podemos hacer entonces como nuevoleoneses?
Evitar darle cabida a migrantes ilegales que han caído en las garras del crimen organizado. Así de simple.
Frente a las amenazas de Trump o son ellos, los centroamericanos ilegales tristemente sometidos a los cárteles, o somos nosotros.
Y no vamos a poner en riesgo los acuerdos comerciales de la región ni el nearshoring estilo cabrito, por priorizar la ilegalidad migratoria.
Varios refugios de migrantes en realidad son negocios de compraventa humana y lavado de dinero. Eso por saber se calla. Date una vuelta por algunos de estos centros para que entiendas de qué estoy hablando.
Es obvio que son una buena fuente de mano de obra barata para los comercios y empresas de Nuevo León, que se brincan prestaciones, seguridad social y formalidades legales, pero si vamos a vivir pronto una situación límite, (porque no somos más que punto de tránsito hacia suelo americano) la culpa de tener a esa pobre gente en condiciones inhumanas, la vamos a pagar todos.
También hay una ventaja adicional a todas las que le hemos sacado partido al nearshoring en Nuevo León. Esta ventaja adicional consiste en que somos un polo de atracción para las empresas tecnológicas.
Nuestro estado será para 2030 una de las zonas en América Latina más poderosas en electromovilidad y este tipo de compañías están económicamente por encima de la voluntad y los planes proteccionistas de Donald Trump.
Muchas de ellas valen más que la suma completa del producto interno bruto (PIB) de varios países juntos. Más ahora que la Unión Europea se enfila a su lenta pero ineluctable extinción.
De manera que hagamos valer el federalismo en México, una política que incluso le convendría ejercer a la futura presidenta Claudia Sheinbaum.
Dicho de otro modo, hay que otorgarle más soltura a la soberanía de entidades federativas como Nuevo León y eso nos fortalecerá como socios comerciales de los gringos. Este es el poderío nuevoleonés que tenemos en nuestras manos. El futuro puede ser para los regiomontanos un anticipo del Apocalipsis o un arranque de una gran época de prosperidad regional para ti y para nuestras familias. Manos a la obra.
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