Se filtra en redes sociales de Nuevo León una extraña amenaza para el erario público local: no aprobar el Presupuesto 2025, pero tampoco los de los años siguientes, y así hasta el final del sexenio del gobernador Samuel García.
Se supone que es una toma y daca. Si el gobierno del Estado publica los aumentos catastrales para los municipios, como Monterrey, los partidos de oposición en el Congreso local, PRI y PAN, aprobarán finalmente el Presupuesto 2025.
Pero, si no se publican esas alzas catastrales, cometerán la venganza en lo que resta del sexenio.
Señales ominosas se perfilan en el horizonte.
¿Y qué garantiza que, publicando las alzas catastrales, los nuevoleoneses sí tendremos el Presupuesto 2025? A como están las cosas, esa garantía es minúscula. Se ha tensado de más la liga entre poderes; quizá ya se reventó.
Recibiremos el 2025 sin suficientes recursos para transporte público, sin dinero para los programas sociales del gobierno estatal, sin montos para asegurar la cobertura universal de salud en el Estado.
¿El plan es jugar a las vencidas o llevarse al pueblo de Nuevo León de encuentro?
Aprobar el Presupuesto 2025 y los que siguen. Esos deben ser nuestros propósitos de Año Nuevo.
De cualquier forma, ¡Feliz año 2025!