El inicio de año siempre despierta ilusiones y buenas intenciones para un nuevo comienzo. Este año que inicia no es la excepción; sin embargo, a nivel estatal, nacional e internacional, se vislumbran grandes desafíos que, sin duda, marcarán el futuro económico, político y social hacia el segundo cuarto del siglo XXI.
La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el próximo 20 de enero, se ha convertido en el acto de mayor atención mundial, porque de ahí se derivarán los diferentes escenarios económicos, políticos y de seguridad internacional, con repercusiones para todas las naciones del mundo.
Para México y, especialmente, para Nuevo León, la llegada del nuevo Presidente a la Casa Blanca implica grandes retos que pueden cambiar el curso de temas esenciales para la economía mexicana y para la migración.
Trump ha anunciado medidas extremas para la seguridad nacional, al declarar que su primer acto de gobierno será designar a los cárteles del narcotráfico mexicano como grupos terroristas que atentan contra de la seguridad de Estados Unidos, lo que le daría al Presidente la facultad de decidir invasiones o ataques para combatirlos. Eso nos pondría en un serio conflicto con nuestro mayor socio comercial.
En materia económica, Trump ha sido contundente al señalar que pondrá aranceles a la industria automotriz que se maquila en México por contener componentes chinos, lo que va en contra de la legislación de Estados Unidos, que ha puesto serias restricciones al comercio chino para no vulnerar a los productores estadounidenses. Esto, de paso, es un gran agravante contra el nearshoring, especialmente lo que corresponde a la inversión proyectada para Nuevo León.
En materia migratoria, existen también amenazas graves que podrían poner al país en una situación humanitaria muy complicada, especialmente en la región norte de México, que es a donde se vislumbra que las grandes deportaciones anunciadas por Donald Trump alberguen a los miles de migrantes expulsados o rechazados por Estados Unidos, sin importar su país de origen. Lo anterior es especialmente delicado para nuestro estado, ya que el número de migrantes se ha elevado considerablemente en los últimos años, y ello ha llevado a verlos con mayor frecuencia viviendo en las calles del centro de la ciudad, bajo puentes y en el margen del río Santa Catarina. Esto, a la larga, se vislumbra como uno de los grandes problemas sociales para la zona metropolitana de Monterrey, si no se toman acciones de prevención y atención inmediata.
El impacto bursátil, cambiario e inflacionario en el país depende en gran medida de las primeras políticas de Trump en Estados Unidos. Independientemente de eso, en Nuevo León, los tres poderes de gobierno deberían estar tomando previsiones al respecto. Sin embargo, los municipios se encuentran en una situación económica complicada debido a la no aprobación del presupuesto 2025, lo que les merma de manera importante las participaciones federales. A esto se suma la guerra política entre el gobernador Samuel García y los municipios, que ha dejado a Monterrey sin la actualización de los valores catastrales, lo que impedirá que se obtengan mayores recursos para hacer frente a todas las obras y servicios que requiere la capital del estado.
El Congreso del Estado, por su parte, tendrá que leer muy bien los escenarios que se avecinan para armonizar las leyes generales y realizar las reformas encaminadas a prevenir los posibles problemas y circunstancias derivadas del cambio de reglas en Estados Unidos y las implicaciones en materia aduanal, económica, migratoria, inversión extranjera, entre otros. Esperemos que estén a la altura.
Posdata: ¡Feliz año nuevo para nuestros lectores! Deseando que salgamos triunfadores de los retos que nos presentará el nuevo año y, especialmente, que nos mantengamos unidos en familia.