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Opinión

Presente y futuro. Hay que subirse al tren

Presente y futuro

Casi un mes después de que asumimos como diputados federales en el Congreso de la Unión, han sido para mí semanas muy interesantes e históricas. Participar en muchos de los acontecimientos con los que está cerrando el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, tiempo en el que he tenido que alternar mis actividades parlamentarias en la Ciudad de México con las visitas a Nuevo León, donde, con mi equipo, seguiremos trabajando de cerca con la gente.

Viajes tan seguidos de ida y de vuelta, con agendas llenas de actividades, de pronto me causan una sensación de trasladarme en el tiempo y el espacio entre dos ritmos de vida completamente diferentes.

Las actividades en el Congreso, la agenda tan dinámica con la que el presidente está despidiendo su sexenio y la forma en que decidió enfrentar la transición la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, nos muestra un tren en movimiento que no se detiene y al que hay que subirse para poder participar en la transformación de nuestro querido México.

En cambio, cuando vengo a mi amado Nuevo León me queda una sensación de que aquí no pasa nada, de que todo está paralizado y de que nadie está atendiendo las necesidades y reclamos de la gente, que siguen siendo los mismos que todos ya conocemos.

Uno de los compromisos que asumí en campaña fue el de que estaríamos trabajando de cerca con la gente y no sólo desde las oficinas ajenas a la realidad cotidiana, visitando a la gente del distrito que me dio su confianza, igual que participando como invitada en otros municipios y distritos de todo el estado, donde una de las frases más recurrentes es que aquí no pasa nada.

“Gracias a Dios nos llovió y se pudo disminuir nuestro gran problema del agua, pero lo que es el transporte urbano, la contaminación y la inseguridad, parece que nadie hace nada, se la pasan peleándose todos contra todos, saliendo en las noticias para contar historias que sólo ellos saben y la gente abandonada”, nos dice don Lorenzo, en un poblado cercano a Santa Catarina donde hace poco hicimos un recorrido.

Esto me hace reflexionar sobre que los líderes sociales, los representantes de elección popular y los gobernantes somos, en gran medida, los que le imprimimos la dinámica a nuestras ciudades o a nuestros lugares de trabajo, así como, por supuesto el trabajo de los medios masivos que pone en la agenda temas de relevancia, por lo que deberíamos saber que, lejos de las campañas políticas que se ganan a veces con promesas, con redes sociales y pintando “la mejor imagen” de las y los candidatos, quizás no siempre se eligen a los más capaces, a los más comprometidos y a los que pueden mover las conciencias, las obras y las acciones.

Que nadie nos vuelva a decir que no pasa nada, hay que subirse al tren que no se detiene y está transformando a México.

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