El anuncio de una nueva oleada de aranceles por parte del gobierno estadounidense está sacudiendo los mercados financieros globales, generando una reacción en cadena que ha dejado a los inversores en estado de alerta.
Lo que inicialmente se percibió como una medida contenida —un arancel base del 10%— derivó en una escalada de medidas proteccionistas que superaron las expectativas más pesimistas.
El miércoles 2 de abril, el presidente Trump anunció la imposición de un arancel general del 10% sobre todas las importaciones, efectivo a partir del 5 de abril. Sin embargo, el verdadero golpe llegó minutos después, cuando se reveló una lista de aranceles “recíprocos” adicionales que elevan la tasa efectiva hasta un 20%, según estimaciones de Goldman Sachs, superando su escenario base del 15%. Ahí está el problema.
Para China, la combinación de aranceles existentes y nuevos alcanzará un asfixiante 54 por ciento.
Los mercados reaccionaron con volatilidad extrema. Los futuros del S&P 500, que inicialmente subieron ante la expectativa de una medida limitada, se desplomaron un 3% tras conocerse los detalles completos. El Nikkei 225 no fue ajeno al pánico, desplomándose un 6%, mientras que el oro —refugio tradicional— experimentó un rally impulsado por la aversión al riesgo, que más tarde se convirtió en corrección (baja temporal).
John Flood, operador de Goldman Sachs, resumió el sentimiento del mercado en una nota titulada "Worse than Expected" (Peor de lo esperado). Según Flood, los inversionistas ya habían comenzado a desprenderse de activos riesgosos en las semanas previas, pero la magnitud del anuncio tomó a todos por sorpresa.
"Esto afectará el crecimiento del PIB, aumentará la inflación y mantendrá bajo presión al mercado bursátil estadounidense", advirtió. Y no hay duda de ello.
El escenario base de Goldman para 2025 proyectaba un crecimiento moderado de las ganancias corporativas (+3%), pero la nueva realidad arancelaria podría inclinar la balanza hacia un escenario recesivo, con una contracción del 11% en los beneficios (EPS) y un S&P 500 en 4,850 puntos (-13% desde enero).
El análisis de exposición geográfica revela que las "Siete Magníficas" —las grandes tecnológicas— son especialmente vulnerables, con el 49% de sus ventas provenientes fuera de Estados Unidos, frente al 28% del S&P 493.
Canadá y México, aunque exentos de los nuevos aranceles gracias al T-MEC, seguirán sujetos a medidas específicas, como el 25% para bienes que no cumplan con el tratado.
El mensaje de Trump no podría ser más positivo para México
En este contexto, la escalada arancelaria ha inyectado dosis masivas de volatilidad en los mercados globales, pero entre las sombras del pánico financiero surge un mensaje estratégico para Norteamérica: México —junto con Canadá— se perfila como un ganador relativo en este nuevo orden comercial.
Aunque los titulares se enfocan en el derrumbe de las bolsas, el mensaje subyacente de la administración estadounidense no podría ser más claro para las empresas globales y países. Algo como esto:
“¿Quieres evitar los aranceles? La solución es manufacturar en suelo estadounidense”.
“¿Quieres acceso y trato preferencial? El T-MEC ofrece la ruta más eficiente: producción regionalizada con arancel 0% para bienes que cumplan las reglas de origen”.
México, lejos de ser un blanco en esta ronda, ha visto apreciarse el peso tras confirmarse su exclusión de los nuevos aranceles. La excepción, sin embargo, tiene un asterisco: los bienes no compatibles con el T-MEC seguirán sujetos a tasas del 10%-25%, a lo que hay que sumar los aranceles al acero, aluminio y automóviles.
Como quiera, los aranceles de Trump demuestran que México no es un problema para él. Tampoco Canadá, sino China, y todos aquellos que traten de manera comercialmente desigual a los Estados Unidos.
Esta es, quizá, la última gran oportunidad del país para hacer real el “nearshoring”, pero para atraer inversión como se necesita, hace falta estabilidad en las finanzas públicas, seguridad pública y certeza jurídica, algo que no podemos asegurar brindar en estos tiempos.