En este mes en el que celebramos a las niñas y los niños, debemos recordar que, más allá de pensar en fiestas, como servidores públicos debemos reafirmar las garantías que les corresponden.
Los niños son parte del presente del estado, y es nuestra responsabilidad garantizar su protección, cuidado y hacer todo para que tengan a su alcance las oportunidades para convertirse en mejores personas.
Desde hace tres años, Nuevo León decidió ir contracorriente de las decisiones de la Federación, priorizando programas para la primera infancia y los jóvenes. Fuimos de los primeros estados de México en ofrecer cobertura universal contra el cáncer infantil y el único en ofrecer cobertura universal contra la sordera. Regresamos las estancias infantiles y el programa de escuelas de tiempo completo y jornada ampliada, donde los niños reciben uniformes, comida y útiles escolares gratuitos.
Otro ejemplo es el proyecto de renovación del DIF Capullos, que ya tiene sus 20 villas reconstruidas. La semana pasada se inauguró el edificio de Villa Bebés, donde se da atención a las niñas y los niños más vulnerables desde sus primeros años.
Poner en primer lugar a los niños y a los jóvenes ha sido un sello de los gobiernos de Movimiento Ciudadano. Así como en Nuevo León, en Jalisco también tienen cobertura contra el cáncer, reciben todo lo necesario para estudiar, cuentan con el parque más grande de Latinoamérica y convirtieron a Zapopan en la ciudad de las niñas y los niños. Los gobiernos naranjas están poniendo el ejemplo, pero esto no puede recaer sólo en el Ejecutivo.
Desde la Bancada Naranja estamos haciendo lo propio con una postura clara: cero tolerancia al maltrato hacia nuestras niñas y niños. Estamos impulsando iniciativas para garantizar su protección infantil, como aumentar de tres a nueve años de prisión la pena contra quienes cometan abandono de menores, o aumentar la pena hasta 40 años de cárcel para los secuestradores cuando la víctima sea un menor.
También hemos promovido una reforma para que el acoso escolar sea un delito potencial y pueda investigarse, y la reforma para garantizar guarderías y atención médica para los hijos de padres adolescentes.
Muchos los ignoran porque no votan, pero las niñas y los niños heredarán el estado por el que trabajamos cada día. Y el Congreso tiene la responsabilidad de garantizar que los programas no sólo sigan, sino que mejoren. Porque los grandes cambios empiezan con acciones, pero se mantienen con leyes que protejan lo más valioso que tenemos: el futuro de Nuevo León