Mientras algunos personajes de la oposición, de manera mezquina, buscan escalar el conflicto con Estados Unidos, desde la Cuarta Transformación seguimos tendiendo puentes con nuestros socios comerciales en América del Norte.
Nuestra visión, como lo ha establecido la presidenta Claudia Sheinbaum desde un inicio, no es la confrontación, sino la diplomacia, la negociación y la búsqueda de diálogo, con miras al fortalecimiento de los lazos que han convertido a la región en una de las más competitivas del mundo.
Sobre todo, y por encima de todo, está el mantener una relación de iguales, en condiciones de respeto y dignidad.
Con ello en mente, este fin de semana estuve en Washington para seguir trabajando en la construcción de acuerdos que permitan a las y los mexicanos seguir beneficiándose del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
En un contexto global de competencia, incertidumbre económica y transformación de las cadenas de suministro, sabemos, hoy más que nunca, que el T-MEC es más que un acuerdo comercial: es una herramienta clave para el desarrollo económico y la integración de nuestros países.
Durante mi visita, participé en una mesa redonda organizada por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, donde expuse la importancia del tratado y las estrategias clave para fortalecer la cooperación comercial entre nuestras naciones. También fui parte del Panel de Discusión “El potencial de América del Norte: Integración regional y Comercio”, organizado por la Asociación Mexicana de Graduados de la Universidad de Georgetown. En ambos foros, reiteré la necesidad de consolidar el T-MEC como un pilar de estabilidad y crecimiento para nuestra región.
Desde esos foros, destaqué que uno de los principales proyectos que estamos impulsando desde el Senado es la iniciativa “Hecho en T-MEC”, una propuesta que busca posicionar y promocionar los productos manufacturados bajo el tratado como un símbolo de integración y competitividad regional.
Con esta iniciativa, buscamos que los consumidores de los tres países identifiquen y valoren los productos resultantes de la cooperación trilateral, haciendo del conocimiento público lo beneficioso que es este tratado, con el objetivo de seguir legitimando y fortaleciendo las cadenas de valor y, con ello, la inversión en la región.
Creo firmemente que el “Hecho en T-MEC” es un sello distintivo, pero, sobre todo, una narrativa que refleja los beneficios y la complementariedad económica entre nuestras naciones. Es una manera mucho más amigable que los discursos políticos de comunicarle a los ciudadanos de Norteamérica que el T-MEC no es letra muerta, ni una herramienta alejada de nuestra realidad cotidiana. Así, con esta propuesta, reafirmamos el compromiso de seguir impulsando una América del Norte más fuerte, con empleos bien remunerados, industrias innovadoras y un comercio justo y equitativo.
Desde Washington, reiteré mi compromiso de seguir trabajando desde el Senado de México para fortalecer el comercio trilateral y consolidar al T-MEC como una plataforma de desarrollo competitivo para los tres países.
La Cuarta Transformación entiende que el camino hacia el bienestar no pasa por la confrontación estéril, sino por el diálogo y la construcción de consensos. Por ello, desde Nuevo León, desde México y desde Estados Unidos y Canadá, seguiré defendiendo los intereses de las y los mexicanos.