Una organización no puede ceder a todo lo que solicitan sus agremiados, sin embargo, para negociar siempre debe de prevalecer el ganar-ganar.
El tenis mexicano tiene ya cuatro décadas sumido en la peor de sus crisis y es triste ver que aún así los involucrados, responsables e interesados en que este panorama se supere, lo que hacen es alejarse cada vez más de la concordia y unión que debería prevalecer.
Esta semana la Federación Mexicana de Tenis (FMT) anunció que Leo Lavalle será el nuevo capitán del equipo Copa Davis para la serie ante China que se jugará en Mérida la segunda semana de septiembre, una confrontación que, a decir de los enterados, no tiene mayor relevancia.
Cuando uno escucha estas noticias parecería que la unión y el trabajo en equipo entre directivos, organizadores, jugadores y entrenadores regresó al tenis mexicano, sin embargo, el enterarnos del “detrás de cámaras”, esto es sólo una ilusión.
Fuentes enteradas del caso me comentan que los jugadores, en su mayoría liderados por el llamado “black tennis”, definido como el grupo que se opone a todo lo que no sea de su beneficio o a lo que no provenga de sus propias propuestas, está detrás de toda esta complejidad.
Los tenistas mexicanos, como primera condición para sentarse a negociar con la FMT el contrato para jugar la serie ante China, pidieron la destitución de Miguel Gallardo como capitán del equipo supuestamente en represalia porque a algunos de ellos los dejó fuera de la serie anterior que se jugó en el Estado de México.
La FMT cedió a sus pretensiones sin tomar en cuenta el buen trabajo que estaba realizando Gallardo no sólo con el equipo mayor de Copa Davis, sino en las selecciones infantiles y juveniles que han participado con buenos resultados en algunos torneos internacionales.
Se propusieron varios candidatos y se eligió a Lavalle por ir más de acuerdo con el trabajo que está realizando la FMT, además de ser afín al grupo de Jalisco, estado desde donde está resurgiendo el desarrollo del tenis mexicano en todos los niveles.
Pero el grupo de jugadores, entre los que se encuentran Santiago González, Miguel Ángel Reyes Varela, Hans Hach, Ernesto Escobedo, entre otros más, rechazaron la designación pues ellos tenían otra propuesta muy diferente a la de Lavalle.
La versión del grupo de jugadores es que la FMT en ningún momento los ha apoyado, que existe desinterés en mejorar sus representaciones de México y que no se les toma en cuenta en las decisiones del organismo, además de falta de comunicación.
Un punto positivo a resaltar es la unión que prevalece en el gremio de los tenistas mexicanos, pues todos los que están jugando en el circuito profesional piensan de la misma manera y se quejan del mismo desinterés de parte de la FMT hacia ellos.
Por lo que uno alcanza a ver, por ambas partes prevalece el orgullo y la falta de intención para tomar decisiones que agreguen valor al tenis mexicano, que al final es lo más importante.
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