No es justo que te levantes muy temprano, tomes tu carro rumbo a tu trabajo y sufras dos horas en el tráfico de Gonzalitos o de Morones Prieto.
No es justo que cargues con tus hijos a la escuela y te encierres en una caja de zapatos con ruedas, en mitad del tráfico en horas pico.
No es justo que salgas del trabajo, apurado por convivir con tu familia, y en la avenida Morones Prieto estés paralizado en un mar de vehículos que te hace perder, sumadas las horas muertas cada semana laboral, casi medio día de tu vida; horas perdidas que al mes se convierten en más de dos días apretujado en una lata, sujeto al volante, con un cinturón de seguridad en el pecho y con el pie eternizado en el freno.
No es justo que este congestionamiento vial siga como está desde hace muchos años. Las cosas tienen que operarse.
¿Cómo?
Quien padece los atorones de tráfico no suele tener la solución profesional correcta, como suponen muchos activistas “asalariados”, como lo evidenciaron hace días miembros de la COPARMEX.
Pero sí tenemos cifras claras: más de 400,000 vehículos circulan (o se quedan varados, más bien) por Morones Prieto y Constitución.
En este caso concreto, algo debe hacerse. En problemas urbanos de esta naturaleza y magnitud, debe haber poca política y mucha administración (aunque odiemos al autor histórico de la frase).
Si ya Samuel García reveló que hará un segundo piso, ¡adelante! Lo mejor sería continuar las obras con una solución integral en la avenida Morones.
Si es por el bien de los nuevoleoneses, ¡adelante con las obras! Bien valen las molestias de la espera.
Y si, como dicen miembros de la COPARMEX, activistas fake impiden el avance de los trabajos urgentes, mano firme y voluntad férrea de la autoridad competente.
Mejor pensar en el bienestar de nuestros hijos y no en el puñado de activistas fake que bloquean avenidas empeorando el tráfico. El futuro nos dará la razón y veremos una avenida Constitución y un Morones Prieto más fluido, rápido y cómodo. No hay tiempo que perder.