Estamos en la temporada del año que más me gusta: la primavera. No sé si te provoca lo mismo que a mí, pero ver florecer todos los árboles de la ciudad al mismo tiempo me emociona; no puedo dejar de admirarlos. Me sorprende la idea de que la naturaleza es sabia y sabe cuál es el momento perfecto del año para abrir sus flores y mostrarse tan hermosas como pueden. Anacahuitas, retamas, patas de vaca, huizaches, entre otros, son árboles nativos de nuestro estado de Nuevo León, y estoy segura de que los has visto recientemente. No hay forma de que pasen desapercibidos por su belleza. Sus flores son blancas, amarillas, lilas, y se mezclan entre sí, creando un espectáculo en la ciudad.
Llevo semanas viéndolos y pensando que quería escribir sobre esto, relacionándolo con la idea de que, así como la naturaleza florece, quizá sea un buen momento del año para que florezcamos también nosotros como seres humanos. Entre tanta noticia alarmante—tsunamis, terremotos, guerras, violencia en nuestra ciudad, tráfico— los árboles siguen floreciendo, y me imagino que lo hacen año tras año porque sigue valiendo la pena florecer. ¿Me estoy poniendo muy cursi? Te prometo que esto va hacia un lugar donde te vas a sentir identificado o identificada.
Y fíjate que sí existe un concepto que se refiere a esto: el florecimiento humano. Está en tendencia, y especialistas en Psicología Positiva, como su fundador Martin Seligman, promueven que aspiremos a ello, que trabajemos por nuestra realización máxima para que, así como lo hacen las flores, también lo hagamos nosotros. En su libro Florecer, Seligman nos presenta un modelo que quizá ya conoces.
El modelo PERMA de Martin Seligman es una teoría del bienestar dentro de la Psicología Positiva que explica qué factores permiten a las personas florecer o llevar una vida plena. Se compone de cinco pilares que forman el acrónimo PERMA por sus siglas en inglés, pero te lo explico en español: las emociones positivas, que generan satisfacción y motivación; el compromiso, que surge cuando estamos completamente inmersos en actividades significativas; las relaciones positivas, fundamentales para el apoyo emocional y la conexión social; el sentido de vida, que nos da propósito más allá de nosotros mismos; y los logros, que refuerzan la autoestima y la sensación de satisfacción.
Cuando estos elementos están presentes, experimentamos un estado de bienestar integral, que va más allá de la ausencia de enfermedad y nos permite desarrollar resiliencia, satisfacción y una vida plena. A esto se refiere Seligman con el florecimiento humano. Es difícil creer que el bienestar y la felicidad no dependen del estatus social, del tamaño de nuestra casa o de nuestra cuenta bancaria, pero sí dependen de un trabajo personal y del compromiso con uno mismo de acercarse, con conciencia, a las herramientas que nos permitan vivir los pilares de la Psicología Positiva.
Podemos empezar con pequeños pasos. Seligman recomienda ejercicios sencillos como practicar la gratitud, revisar al final del día: ¿qué sucedió bueno hoy? y conocer cuáles son nuestras fortalezas de carácter. Estas últimas las puedes identificar haciendo un test gratuito en línea en la página del mismo autor: www.viacharacter.org.
Ahora tienes un hermoso recordatorio por toda la ciudad. Cada vez que veas una flor, reconoce en ella el valor y la valentía de florecer. Y así como esa flor, tú también puedes florecer. Si estás pasando por un momento difícil, créelo: pronto, muy pronto, llegará también la primavera para ti. Te deseo un hermoso florecer; la vida se nos va en un suspiro, así que vive, ama y muestra todos tus colores al mundo, como los de una hermosa flor.
Dra. Marysol Flores Martínez
Conferencista | Autora | Consultora
Doctora en Liderazgo y Desarrollo Humano
Maestría en Psicología Neuroeducativa
Catedrática del Tec de Monterrey
Podcast en YouTube: FamiliaViva
Fundadora de @familiaviva.mx