Cuando una persona pelea con amor, su finalidad es provocar un estado de seguridad en el otro, sumarse a encontrar una solución.
Quizá el título de esta columna te puede parecer un poco disonante, ya que las palabras utilizadas parecen opuestas, por un lado leemos una acción que está considerada como un enfrentamiento, discusión, pero en esta ocasión me quedo con su sinónimo de lucha, y por el otro un sentimiento de aprecio, cuidado y simpatía.
Cuando una persona está en una relación ponle el nombre que tú quieras, de pareja, con los hijos, la familia, incluso las relaciones laborales, no estamos exentos de las discrepancias, de no estar de acuerdo con las acciones, opiniones y pensamientos del otro.
Sin embargo, la propuesta que hoy te vengo a sugerir, si es que decides arriesgarte a practicar una herramienta diferente, es pelar con amor. ¿De dónde viene esto? Viene de la percepción, de hacer una valoración de ti, del otro, de mundo y del futuro desde una perspectiva positiva y de aceptación. Como dice la teoría de la terapia racional emotiva de Albert Ellis.
Según Albert Ellis esta es la esencia de la autoaceptación. La autoaceptación significa que la persona se acepta total e incondicionalmente sin depender de que se comporte de forma inteligente, correcta y competente, ni de que los demás le acepten, respeten o le amen.
Estoy de acuerdo que hay acciones que hacen muy difícil implementar este concepto, pero la iniciativa va encaminada al aprecio de uno mismo y del otro por el principio del ser y no sólo del hacer.
Lamentablemente en nuestra cultura las personas son más valoradas por sus acciones y lo que llegan a conseguir que por ellas mismas, por lo que realmente son. Volviendo al inicio la sugerencia que se hace en esta columna es analizar el porqué de la pelea y valorar lo que el otro está diciendo.
En muchas ocasiones nos estorban los prejuicios, muchas veces estamos más concentrados en lo que voy a contestar o en cómo me voy a “defender” que en realmente lo que me están diciendo.
El pensar en defensa nos remonta al ataque y nos pone en modo supervivencia, como lo hemos platicado en otras ocasiones no estoy utilizando la corteza prefrontal (cognitiva) sino que estoy contestando desde la víscera, en lugar de llegar a un acuerdo, lo que sucede es que se vuelve una batalla por tener la razón.
Cuando uno persona pelea con amor, su finalidad es provocar un estado de seguridad en el otro, sumarse a encontrar una solución, así tenga que ceder, porque está más ocupado por entender al otro, por validar la visión del otro, por no humillar ni descalificar la percepción del otro. Ya que es más importante la relación que sostienen, no ganar una discusión.
Pero claro, para llegar a esto hay que invertirle a la alcancía emocional, debemos estar seguros que tengo el saldo suficiente en esta cuenta para poder hacer movimientos.
Previamente, he sido, empático, solidario, receptivo, amoroso y ocupado en las necesidades del otro. Porque pelear con amor cuesta, pero te aseguro que será una gran inversión en el futuro.