¿Podría dejarnos sin gas natural el gobierno de Trump a Nuevo León? Te lo explico
Sin Censura
El gobierno de Donald Trump podría dejarnos sin gas natural a ciertos estados fronterizos, como Nuevo León. Sin embargo, hasta ahora las probabilidades de esta anomalía son remotas.
Pero, ¿por qué no deja de ser un riesgo latente? Por un lado, porque las fuertes heladas que sufre EUA este invierno le darían prioridad al suministro de su consumo nacional antes que al nuestro.
Por otro lado, México exporta más del 70% del gas natural que proviene de nuestros vecinos del Norte, y no contamos con infraestructura suficiente para almacenarlo.
De hecho, si nos cortan de plano o de manera abrupta el suministro, sólo tendríamos reservas para cubrir más o menos 9 horas de consumo. Después, sufriríamos los estragos del desabasto en la generación de electricidad y en el funcionamiento de muchas industrias. ¿Quién nos defendería si la Comisión Reguladora de Energía (CRE) ya no es un órgano independiente, sino que forma parte de la Secretaría de Energía, por lo que ya es un tigre sin dientes y sin garras?
Esto no sería un caso excepcional. Ya nos pasó a los nuevoleoneses. ¿Te acuerdas que, en febrero de 2021, una tormenta invernal en Texas suspendió temporalmente la importación de gas natural a México y afectó a muchas familias y empresas de Nuevo León?
¿Y quién tiene la culpa de esta inusitada dependencia? Nosotros. Te lo explico.
Por muchas décadas, Nuevo León se abasteció del gas natural proveniente de la Cuenca de Burgos, la principal productora de gas no asociado en todo México. Lo sé porque mi padre, Eloy Garza Mascorro, fue uno de los ingenieros civiles de Pemex que modernizó la red de gasoductos en Tamaulipas y Nuevo León durante los años 70.
Mis vacaciones de niño fueron metidos mi familia y yo en una vil caseta de lámina, en mitad del monte pelón, arrullado por el aullido de los coyotes. Mi papá tenía la misión de tender los gasoductos como jefe de construcción y mantenimiento de la paraestatal, desde que el sol salía hasta que se metía. Fue toda una hazaña patriótica.
Sin embargo, los peores presentimientos de mi padre se hicieron realidad en los años 90: “estamos explotando de más los yacimientos de gas natural”. Y sí, literalmente, se lo chuparon todo.
De 30 pozos que había en Tamaulipas en los años 70, pasamos a explotar sólo 2 pozos en los años 90. Para eso sirvió el patriotismo de mi padre.
Lo peor es que la misma cuenca, del lado texano, vivió en paralelo un boom en la extracción de gas natural que volvió millonarias, de la noche a la mañana, a muchas empresas norteamericanas y nos hizo que depender de esas empresas totalmente ajenas a nosotros.
A estos magnates les compramos ahora el gas natural. Nos lo envían a través de tuberías como el Gasoducto Los Ramones, que yo conocí muy bien porque, en una de mis tantas estancias vacacionales, en uno de sus tramos en construcción, me mordió un alacrán. Gajes del oficio de ser hijo de un ingeniero civil.
¿Qué debemos hacer para evitar depender del suministro de gas norteamericano? Algo por lo que mi papá, ya fallecido, me regañaría furibundamente: invertir en tecnología de fracking, explotando nuevos yacimientos en el noreste de México. Ni modo. No nos queda de otra. O es el fracking o es calentarnos con fogatas.
Como tú sabes, buena parte del gas natural que abastece a Europa se lo compraban a la Rusia de Vladimir Putin. Los rusos lo enviaban a través de un gasoducto que pasaba por el Mar Báltico.
Durante la guerra rusa-ucraniana, Alemania, entre otras naciones europeas, dejó de comprarle el gas a la compañía de gas estatal rusa Gazprom y no lo compensó con otros tipos de fuentes de energía nacionales, por su afán imbécil de promover la agenda de energías verdes.
Ahora, los alemanes viven una crisis energética oscilando en la gravedad y los remedios muy apenitas, especialmente cuando sabotearon el gasoducto Nord Stream 1 y 2 en septiembre de 2022.
¿Quién hizo estallar esos gasoductos? Zelenski (que políticamente ya es un zombi, un pobre muerto en vida) culpa a Vladimir Putin, y Putin culpa a la entonces administración Biden del sabotaje. Yo me quedo francamente con la versión de Putin, porque quienes salieron ganando fueron las empresas norteamericanas de suministro de gas.
¿Pueden pasar circunstancias similares a las del Mar Báltico en la dotación de gas natural de EUA a México y, en especial, a Nuevo León? Quién sabe. Con Donald Trump todo puede suceder.
El propio Trump lo dijo muy sonriente, apenas se sentó en la Oficina Oval: “A veces pasan cosas raras”. O, dicho de otro modo: negocios son negocios. El mundo ya no es lugar para débiles.