A pesar de que el priista Julio Camelo Martínez tenía el camino libre rumbo a la alcaldía regia debido a la negativa del PAN de participar en las elecciones municipales del 5 de diciembre de 1971, tuvo que superar un obstáculo interno —que lo dejaremos para una tercera entrega— y nuevos contendientes, veámoslo a continuación.
El Partido Popular Socialista (PPS) registró para competir en Monterrey una planilla encabezada por el obrero Eleno Villa Frías. Surgió un personaje llamado “El Solitario”, quien solicitó de forma independiente el voto de la ciudadanía para ser alcalde de Monterrey. Randolfo Esquer era su nombre real, y montado en una camioneta, con solo un equipo de sonido, recorría las calles del centro de la ciudad pidiendo a la ciudadanía su confianza para ser el presidente municipal de Monterrey, no para él, “sino para que las cosas en política se compongan”.
La campaña de Julio Camelo inició con fuerza, visitando fábricas y colonias populares. Bajo el lema “Por el bienestar de la familia” y portando una guayabera blanca —ícono de la administración echeverrista— promovió su programa de gobierno, que proponía la regularización de predios para beneficio de las familias que vivían sin certeza jurídica, servicios básicos como el agua, el drenaje, el alumbrado y la pavimentación en las colonias populares, servicios médicos para las familias que no contaran con seguro social, creación de centros de rehabilitación juvenil contra las drogas y el alcoholismo, construcción de más delegaciones de policías en el norponiente de la ciudad, edificación de aulas escolares en zonas marginadas, entre otras.
Sobresalió su visita a la colonia Garza Nieto, donde propuso acciones contra la insalubridad y la drogadicción, sanear las calles de este barrio “para que no se le llame más la Coyotera”. Se dirigió a la colonia Independencia, donde se comprometió a trabajar de forma conjunta con los vecinos para lograr avances en obra pública, salud y bienestar familiar.
El cierre de campaña se llevó a cabo en el cine Florida, donde se comprometió, ante cerca de tres mil simpatizantes, a seguir los pasos revolucionarios del presidente Echeverría, “quien en un año había transformado el país con su programa de gobierno”. Aseguró ser un servidor para la ciudadanía regiomontana, destacando: “haber estado en los centros de trabajo, llegamos a los barrios de Monterrey. Porque quien aspira a la función del servicio público es un servidor voluntario”. Sobresalió su visita récord a más de 120,000 hogares, más la entrevista con cerca de 300,000 vecinos para conocer a fondo sus necesidades.
El domingo 5 de diciembre fue un día frío, con una temperatura de ocho grados centígrados, lo que ahuyentó a los ciudadanos de las casillas y generó un ambiente de apatía en la gente. Las casillas se veían desiertas. Por la tarde, la ausencia de votantes fue más marcada. Por la noche, el PRI se declaró ganador en los 51 municipios e invitaba a sus simpatizantes a esperar la oficialización de los resultados. La junta de cómputo se instaló el 9 de diciembre en el teatro “María Teresa Montoya” con los presidentes de las 505 casillas que se abrieron el día de la elección, quienes, después del conteo de votos, declararon presidente municipal electo a Julio Camelo Martínez y a su planilla para el bienio 1972-1973, por haber obtenido 220,512 votos por el PRI, 2,047 para el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (que también lo apoyaba), obteniendo en total 222,569 votos. Se le reconocieron 4,424 votos al candidato del PPS, Eleno Villa Frías. El día 31 de diciembre, Camelo y su planilla rindieron protesta como nuevos funcionarios municipales.
Así concluyó el proceso electoral de 1971, con la participación arrolladora del PRI en los 51 municipios y su mano dura para contener la disidencia, la negativa del PAN a participar por las irregularidades de las listas electorales y la inexistente presencia del PPS en la entidad.