Vivimos momentos críticos en América Latina, donde las decisiones políticas de los países vecinos tienen un impacto directo en nuestra estabilidad, desarrollo y soberanía. En este contexto, las recientes declaraciones y acciones ejecutivas del Presidente de los Estados Unidos han planteado retos de gran envergadura para muchas naciones, pero especialmente para México. Estas medidas, cargadas de tensiones políticas y económicas, han despertado preocupaciones legítimas sobre el futuro de la relación bilateral y los derechos de millones de mexicanos en territorio estadounidense.
Sin embargo, ante esta coyuntura adversa, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha demostrado temple, inteligencia y una visión estratégica para afrontar los retos con cabeza fría. Su liderazgo ha sido clave para evitar que los conflictos se conviertan en una crisis mayor. Con prudencia, ha implementado políticas y programas que no solo refuerzan la posición de México como un socio estratégico para los Estados Unidos, sino que también protegen los derechos y la dignidad de los connacionales.
Se ha optado, correctamente, por hacer evidente que México es un socio estratégico para los Estados Unidos. Ambas naciones nos necesitamos la una a la otra, no sólo por el bien de todos y todas quienes vivimos en ese y este país, sino también por los lazos económicos, políticos e históricos que nos unen. Una y otra vez, ha recalcado que, más allá de las diferencias políticas, es imprescindible mantener el diálogo y la cooperación.
Uno de los temas más sensibles y de mayor relevancia mediática en este contexto es la política migratoria entre México y Estados Unidos. La posibilidad de deportaciones masivas y el retorno de miles de mexicanos plantea un desafío humanitario y logístico de dimensiones significativas. En respuesta, la presidenta Sheinbaum ha presentado una estrategia integral: “México te abraza”.
Este programa, que coordina a 34 dependencias federales, 6 entidades de la frontera norte y 10 del centro y sur del país, junto con organismos internacionales y el sector empresarial, representa un esfuerzo sin precedentes para garantizar los derechos de los mexicanos retornados. A través de esta iniciativa, se busca brindar acceso a la seguridad social, servicios de salud, empleo digno, educación y otros derechos fundamentales para quienes, tras años de vivir fuera, enfrentan el reto de reintegrarse a su país de origen.
El programa es ambicioso, pero también puntual e integral: reconoce la capacidad institucional del gobierno federal, a la vez que llama a la cooperación de otras instituciones y otros niveles de gobierno. “México te Abraza” es el ejemplo perfecto de lo que necesita y necesitará nuestro país: cooperación, coordinación y voluntad, para este y otros temas.
Frente a la coyuntura política a la que nos enfrentamos, es fundamental que todos y todas —clase política, empresarial y sociedad en general— dejemos de lado nuestras diferencias y nos enfoquemos en trabajar por la unidad y la defensa de nuestra nación.
No es momento para divisiones internas ni para disputas partidistas; es momento de unidad nacional.
Los retos que enfrentamos no son menores. La presión externa, los flujos migratorios y las decisiones unilaterales de nuestros vecinos del norte ponen a prueba nuestra capacidad de respuesta como país. En este contexto, la cooperación, la coordinación y la voluntad política no son opcionales, sino esenciales para garantizar que México salga fortalecido de esta coyuntura.
Sin embargo, soy fiel creyente de que, aún en los momentos de crisis, hay también oportunidades. Esta coyuntura nos ofrece la posibilidad de demostrarle al mundo que México es una nación fuerte, resiliente y unida.
Siempre hemos demostrado que, a pesar de los desafíos y las tragedias, somos capaces de proteger a nuestra gente, defender lo que es nuestro y mantenernos firmes en nuestros valores.
La presidenta Sheinbaum ha puesto ya el ejemplo. Nos toca ahora a todos nosotros estar a la altura de las circunstancias.