La tecnología y la inteligencia artificial (IA) han transformado nuestras vidas, abriendo puertas inimaginables para aprender, socializar y trabajar. Sin embargo, en la historia de un adolescente en Florida, se revela el lado oscuro que también existe en esta revolución digital. Un artículo reciente del New York Times, titulado ¿Se puede culpar a la IA del suicidio de un adolescente?, expone cómo la madre de un chico de 14 años acusa a un chatbot de haber contribuido a la obsesión que llevó a su hijo al suicidio. Este caso pone en evidencia los riesgos de que los adolescentes, quienes son altamente vulnerables, desarrollen una relación dependiente y poco saludable con las IA.
Esta historia nos recuerda la película Her, en la que el protagonista, Theodore, forma un vínculo romántico con un sistema operativo avanzado, "Samantha". La trama explora cómo Theodore comienza a depender emocionalmente de Samantha hasta el punto de que la IA sustituye su necesidad de interacción humana. Al final, la relación le deja un vacío y le recuerda la insustituible complejidad de los vínculos humanos. Al igual que en “Her”, donde la tecnología suple una conexión emocional profunda, los adolescentes de hoy pueden llegar a sentir que las IA les ofrecen compañía y comprensión. Pero estos vínculos no son reales, y el vacío que pueden dejar es abrumador.
El autor Jonathan Haidt, en su libro La generación ansiosa, habla sobre cómo el aumento de la ansiedad y la depresión en los jóvenes está relacionado con el uso intensivo de redes sociales y tecnologías. Señala que esta generación ha crecido con la tecnología y, a diferencia de generaciones pasadas, enfrenta un mundo de interacciones digitales que afecta su salud mental. Recomienda retrasar el uso de redes sociales hasta los 16 años.
Te propongo tres consejos fáciles de seguir o recordar:
1. Fomentar el diálogo: Hablar con nuestros hijos y crear un ambiente de confianza para que se sientan seguros de expresar sus emociones y pensamientos.
2. Educar sobre el uso de la tecnología: Enseñarles a usar la tecnología de manera responsable y desarrollar un juicio crítico frente al contenido que consumen y con quién interactúan en línea. Claro que esto comenzar con el ejemplo.
3. Utilizar controles parentales: Existen herramientas que permiten monitorear el uso de dispositivos, como Google Family Link o Famisafe. Estos controles no sustituyen la comunicación, pero pueden ser un apoyo para supervisar el contenido al que acceden nuestros hijos.
La tecnología es maravillosa; nos acerca, nos ayuda a estudiar y trabajar, y abre un mundo de posibilidades. Pero, como todo en exceso, puede volverse peligrosa. No soltemos a nuestros hijos; aunque ellos parezcan independientes, siempre necesitan de nuestra guía. Nosotros no crecimos con esta tecnología, y puede ser difícil mantener el ritmo, pero abrir conversaciones, fomentar el tiempo de calidad y ofrecer nuestra presencia son maneras de fortalecer a la familia.
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Dra. Marysol Flores Martínez
Conferencista . Autora . Consultora .
Dra en Liderazgo y Desarrollo Humano
Maestría en Psicología Neuroeducativa
Maestra de innovación educativa del Tec de Monterrey
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Fundadora de @familiaviva.mx