¿Por qué no reconocer a la Guardia Nacional y a la Fuerza Civil su defensa de Nuevo León?
Sin Censura
Hace unos días, el gobierno federal y estatal dieron un buen golpe al crimen organizado en Nuevo León.
Con una bien orquestada coordinación entre las diversas dependencias de seguridad pública, se evitó que grupos delincuenciales entraran al sur del Estado a sentar sus reales, y resultaron repelidos por un operativo conjunto entre el Ejército, la Guardia Nacional y Fuerza Civil.
Por supuesto, hubo sobresaltos y miedo en el lugar de los hechos. No podría ser de otra manera.
Sin embargo, en vez de encomiar sin reticencias ni cortapisas esta coordinación eficaz entre los diferentes niveles de gobierno, con estrategias bien trazadas y resultados óptimos, la oposición negacionista atribuyó estos actos recientes a un incremento de la violencia en la entidad. “¡Nuevo León está bajo la metralla, en llamas!”, dicen estos mentecatos, muy cómodamente instalados en sus mansiones de San Pedro.
Dicho de otro modo, la narrativa que se deriva del combate al crimen organizado en Nuevo León se convierte, mediante artimañas y distorsiones de los negacionistas opositores, en fracaso de la paz social, en vez de éxitos en la seguridad pública que deben ser reconocidos, sobre todo por el esfuerzo que le imprimen a dichas acciones los agentes involucrados, que exponen sus propias vidas por defender a los nuevoleoneses. Nuestro respeto pleno a estos valientes.
De ninguna manera es un error que el gobernador Samuel García señale en un discurso que “el mal nunca vencerá a las fuerzas de seguridad y al Estado derecho”, y eso es gracias al papel de las fuerzas de seguridad estatales y federales que actúan coordinadamente.
O, que nos digan estos negacionistas opositores cómo pretenderían ellos frenar la ola de violencia del crimen organizado si no es combatiéndolo frontalmente y con estrategias, tácticas civiles y militares.
Por supuesto que falta mucho por hacer para pacificar al territorio nacional, sobre todo algunas zonas del país donde no impera el estado de derecho. Pero ya es tiempo, al menos en Nuevo León, de poner un alto al discurso del odio y la descalificación sin límites de los negacionistas opositores.
¿Qué, no quieren al ejército mexicano combatiendo a los criminales? ¿Qué, los prefieren metidos en los cuarteles? ¿Qué, no conviene contar con una Guardia Nacional? ¿Qué, sería mejor no tener una Fuerza Civil en Nuevo León? ¿Y por qué otro plan o suma de estrategias más convenientes, según estos bocaflojas, sustituirían a los cuerpos de seguridad actuales? ¿Cómo le harían ellos, los negacionistas opositores?
La pregunta no es banal. Lo único banal, en todo caso, son sus cabezas huecas.