Opinión

Mariana de Monterrey

Sección Editorial

  • Por: Eloy Garza
  • 07 Marzo 2024, 00:53

“Antes de ser la esposa del gobernador, soy mujer y tengo autonomía”. Mariana Rodríguez se registra como candidata a la alcaldía de Monterrey por el partido Movimiento Ciudadano con una frase acertada y contundente.

Subrayar su condición de mujer es toda una declaración de principios; remarca una condición que durante décadas estuvo sepultada por culpa del machismo regiomontano.

En la historia de la capital de Nuevo León sólo una mujer ha gobernado el municipio, y el resto de las administraciones fueron posesión patriarcal de machos redomados.

Lo que se mantuvo en Monterrey fue violencia generalizada de género. No hay otra manera de decirlo. Esa etapa deleznable debe terminar.

Mariana pulveriza con su mensaje feminista una pesada losa de injusticias contra las mujeres.

Mariana destruye prejuicios no sólo con su condición de mujer, sino por su condición de generación joven.

¿No merecía una mujer joven ser alcaldesa de Monterrey? Siempre lo mereció, pero la élite machista se valía del pretexto de su supuesta experiencia, para justificar el latrocinio, el compadrazgo y el desvío de recursos públicos.

La experiencia acabó siendo sinónimo de corrupción.

No vienen días placenteros para la candidata de MC a Monterrey. Será una campaña dura y ruda. Una contienda con golpes bajos, fake news y deepfake.

De esa forma se presentan las contiendas, pero así se templó el acero.

“Mi falta de experiencia romperá con las prácticas obsoletas de cómo hacer política y a construir un gobierno municipal abierto, receptivo y dinámico ante las necesidades puntuales de cada zona de Monterrey”.

Vale la pena atender una y otra vez el mensaje de Mariana. Se dirige a quienes ya gobernaron el municipio y no merecen una segunda oportunidad porque los fracasos en el ejercicio público no deben repetirse.

Con Mariana el electorado corregirá sus errores de elección y dará la vuelta al discurso de la inexperiencia. 

Tiempos recios y nuevos.

Y sí, por supuesto que Mariana es una influencer. ¿Qué problema hay con eso?

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