Luego de media administración gubernamental, una legislatura estatal completita y otra que acaba de arrancar, el conflicto de poder entre los poderes Ejecutivo y Legislativo (“valga la rebusnancia”), además de que ha diluido el inicial entusiasmo ciudadano por aspirar a la buena gobernanza, que debe ser el objetivo de los procesos electorales, ha generado el cansancio de observar el mismo horizonte “luchístico” de pleitos y no acuerdos desde hace poco más de tres años. Dicho sea de paso, “se ha llevado entre las patas” las necesidades más urgentes de la sociedad. Este desgaste viene a acelerar las “ansias de novillero” de muchos políticos y oportunistas que ven en este conflicto la oportunidad de improvisar en sus quehaceres hacia el futuro en el anhelado “ya me ví”, representando en una boleta y/o candidatura electoral.
Sin duda, las normas, las formas y los modos de hacer política, ya sea nueva, vieja o como usted, estimado lector, desee llamarla, pero eso sí, política reciente a nivel estatal, dejan mucho que desear y, ni por asomo, ha cumplido hasta ahora con las expectativas esperadas por la ciudadanía en relación con la buena gobernanza. Así pues, en los últimos tres años hemos tenido de todo, más allá de las diferencias partidistas: pleitos, vetos, intimidaciones, juicios políticos y una inagotable fuente de dimes y diretes que no han abonado en nada digno a lo que proyectaba la ciudadanía antes de las últimas elecciones.
Obras tan detenidas como la movilidad urbana, baches dignos de la superficie lunar por doquier, aire altamente contaminado, la inseguridad latente y palpable con la que coexistimos en nuestros entornos, y, de la misma forma, el evidente colapso del transporte urbano como servicio público prioritario (que debe de ser y no como un excesivo negocio lucrativo por la mala planeación en su manejo), que, en consecuencia, raya en la falta de comprensión y sensibilidad hacia quienes tienen menos posibilidades de movilidad, hacen que los políticos “nuevos o viejos”, y además oportunistas, despierten con voracidad sus ansias por adelantar el tiempo, allanando el camino populista del pastelazo mediático y la improvisación en forma de ocurrencia, para “subirse al carrito”, al mirar una gran oportunidad personal con esta grave problemática que a todos, en mayor o menor medida, nos afecta.
Así pues, estimado lector, entre ambiciones personales, conveniencias grupales, aspiraciones partidistas y un largo etcétera de motivos quizás no muy honrados o legítimos de los protagonistas políticos de estas adelantadas épocas, que, como quien dice, “andan de la greña”, han surgido, ya desde hace varios años, pero de forma discreta, sin ruido, callada, pero no por ello altamente positiva, una forma de gobierno que vale la pena poner atención. Privilegiando al ciudadano, busca lograr un bienestar integral y compartiendo a partir de un desarrollo social inclusivo basado en una economía fuerte y dinámica.
Y esta es una labor que calladamente ha realizado el municipio de Escobedo al implementar su 4T norteña, que se basa en la idea de que la generación de economía y el bienestar social deben ir de la mano, donde el éxito de unos beneficia a todos, con la conciencia de que el verdadero desarrollo humano solo es posible en una sociedad que sea más pareja en las oportunidades que recibe de su gobierno.
Partiendo de la célula de nuestras comunidades, la solidaridad comunitaria, una visión empresarial humanista, la transparencia y la eficiencia en el trabajo de los funcionarios de gobierno, los buenos servicios públicos y los amplios apoyos sociales para lograr un mejor futuro para todos los habitantes, son parte de la visión y la exitosa mística implementada en aquel municipio con su 4T norteña.
En esta forma de gobierno, sus principios básicos se centran en un crecimiento económico inclusivo donde hombres de empresas y comunidad reciban los beneficios propios del trabajo para distribuir con justicia los frutos del desarrollo, invirtiendo en mejores servicios públicos. Con esto, se fortalece el tejido social al construir sociedades más unidas y solidarias, donde la gente y la comunidad empresarial se sientan seguras y apoyadas.
Un gobierno que trabaja de forma honesta, eficaz, con tecnología de punta, cercano a los ciudadanos, a los emprendedores y a las familias en sus trámites y servicios es tan prioritario para la 4T norteña como la misma transparencia en el manejo de los recursos públicos y la participación ciudadana en la toma de decisiones.
Priorizar la búsqueda de soluciones prácticas a los problemas reales de la gente, en lugar de entrar en disputas políticas que no benefician a nadie y que únicamente sirven a los que buscan el poder egoísta y el protagonismo, son parte de las premisas fundamentales de la 4T norteña que, sensible y congruente con la gente, construye, propone y comprende que requiere de trabajo y acciones positivas y efectivas, no de polémicas o estridencias.
Así pues, estimado lector, más allá de la política y las politiquerías en las que están, lamentablemente, involucrados los “nuevos y viejos” protagonistas y oportunistas que habitan este ambiente, hay que observar y analizar, con este precioso tiempo que aún tenemos, las acciones y formas de gobierno que necesitamos para nuestro futuro, que, visto está, nos exigen a políticos de verdad, serios, responsables, maduros y con experiencia probada, y no peleoneros charlatanes como los que hoy tenemos.
Por hoy es todo, amable lector. Medite lo que, en esta ocasión, le comparto, disfrute la vida y al máximo a su familia. Espera que el día de hoy sea para usted un reparador día lleno de optimismo y entusiasmo. Me despido honrando la memoria de mi hermano Joel Sampayo Climaco con sus palabras: “Tengan la bondad de ser felices”. Nos leemos aquí el próximo lunes.