El 4 de octubre de 1824 se promulga la primera Constitución redactada con vigencia en todo México. No es la primera en la historia; antes hubo una en 1814, donde José María Morelos representó a lo que hoy es Nuevo León.
Podríamos llamar a octubre el mes de la nación porque en él se promulgaron las primeras dos constituciones con sentido republicano, democrático, representativo y federativo. En la primera, Morelos expresa sus Sentimientos de la Nación y en la segunda, Fray Servando Teresa de Mier pronuncia su discurso profético, en el cual advierte del peligro por la soberanía en los estados de la república.
Existe debate sobre cuándo debemos celebrar la Independencia; lo hacemos el 16 de septiembre y los antagónicos insisten en que debería ser el 27 o 28 de septiembre, porque es cuando Iturbide se proclama autónomo de España, pero no del rey de España. En lo personal, defiendo que el 4 de octubre es el día en el cual nace México, bueno, los Estados Unidos Mexicanos.
El 16 debe celebrarse un homenaje a los padres de la insurgencia, así lo propuso Morelos el 13 de septiembre de 1813 en sus Sentimientos. Sobre la celebración de esta fecha no hay discusión.
Agustín de Iturbide no consumó la Independencia, lo hemos escrito; sino que dio un golpe de Estado donde traiciona al virrey Apodaca, a la cúpula clerical y al poder económico, aferrándose al poder mediante las armas de los militares. Iturbide pierde el control político cuando ya no da privilegios a los militares. Por ello, lo abandonan y se hace posible expulsarlo del país por parte de los grupos políticos diversos que se unieron contra el proclamado emperador.
Entre 1821 y 1824 se vive una transición que va desde un reducto de la monarquía española hasta la formación de un Frankenstein llamado triunvirato.
Para que se consolide un Estado libre y soberano, deben cumplirse una serie de requisitos, entre ellos que tenga un jefe de Estado propio, un régimen de gobierno definido, leyes propias y autónomas, idioma, bandera, moneda y otras cualidades más. Hasta 1823 no se cumplían estas condiciones; teníamos un jefe de Estado extranjero, aprobado en el Plan de Iguala y ratificado en el Tratado de Córdoba. El asunto es que ningún miembro de los Borbones asumió la invitación planteada por Iturbide, pero la posibilidad estaba latente.
Desde el texto del Acta de Independencia del 28 de septiembre de 1821 así se disponía: que seríamos una nación regida bajo el Plan y el Tratado. Entre el noviembre 7 de 1823 y octubre de 1824 se discutió la forma de Estado que seríamos.
Los constituyentes del primer congreso republicano establecieron que seríamos una república democrática; por tanto, este solo aspecto excluye la monarquía que deseaban algunos, entre ellos Nicolás Bravo, Lucas Alamán y el resto de los masones escoceses.
La mayoría de los constituyentes eran republicanistas, demócratas y federalistas, así se plasma en los debates legislativos y muy en concreto en los postulados de los principales federalistas: Fray Servando y Miguel Ramos Arizpe. Iturbide lo único que aportó al génesis de la nación fue la bandera, sus colores y significados, ¡ah!, y unificar a todos en su contra.
El resto lo construyeron los legisladores al preferir una democracia presidencialista por sobre una parlamentaria o una monarquía constitucional. El día del nacimiento de México como país es el 4 de octubre; es cuando salimos a decir al mundo quiénes somos y cómo nos organizamos, tanto que Gran Bretaña, EUA, Colombia y otras naciones rápidamente dieron su reconocimiento a la incipiente república. ¡Felices 200 años de México!