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Opinión

Aprendimos a leer, pero no a sentir

Familia Viva

¿Recuerdas cómo aprendiste a leer? Yo recuerdo que fue con sílabas como: ma-me-mi-mo-mu, sa-se-si-so-su; después ya armamos oraciones como: ‘‘Mi mamá me mima”. Los especialistas dicen que los bebés aprenden a comunicarse por imitación, así que a los bebés que les hablan y les leen en voz alta, aprenden a hablar más rápido.  

Lo esperado es que los bebés empiecen a decir sus primeras palabras entre los doce y los dieciocho meses de vida. El lenguaje nos acompaña toda nuestra vida de diferentes maneras. El lenguaje humano es extraordinariamente complejo y tiene características que no se encuentran en la comunicación animal.

Hasta aquí, vas a pensar que esta columna no tiene nada de extraordinario. Hoy no vengo a hablar del lenguaje de palabras, el que comunica; ese ya lo conoces. Vengo a hablarte de un lenguaje que difícilmente aprendiste en la escuela. 

Y es que casi nadie nos alfabetizó en emociones; es decir, no nos enseñaron a sentir. Y ahí andamos, a los 40, 50 o 80 años, haciendo berrinches, levantando la voz con extraños o haciendo escenas en público, todo porque, al no saber qué siento, no sé cómo comunicarlo.

Hoy vamos a hacer una pequeña introducción a este tema. Uno de los autores que más ha hablado sobre la alfabetización emocional es Daniel Goleman, conocido por su trabajo sobre la inteligencia emocional. Goleman introdujo el concepto de alfabetización emocional en su libro "Inteligencia Emocional" (1995). 

La alfabetización emocional hace referencia a la capacidad de identificar, comprender y expresar las emociones de manera saludable. Goleman asegura que las personas emocionalmente maduras no solo pueden gestionar sus propias emociones, sino que también son mejores en reconocer  y responder de forma efectiva a las emociones de los demás. 

Los componentes de la alfabetización emocional son: la autoconciencia emocional, que es saber qué estás sintiendo en cada momento y cómo esas emociones impactan tus pensamientos y comportamiento; la autorregulación, que es ser capaz de controlar y gestionar tus emociones de forma constructiva; la empatía, que es comprender las emociones de otras personas y ser capaz de ponerse en su lugar; las habilidades sociales, que son utilizar la conciencia emocional para manejar relaciones de manera eficaz, influir en los demás y trabajar en equipo; y la motivación, que es la capacidad de dirigir las emociones hacia el logro de metas y mantener un compromiso con el éxito personal o profesional, a pesar de los desafíos y obstáculos.

En Harvard, existe un Laboratorio de Psicología Positiva, fundado por el psicólogo Tal Ben-Shahar, que estudia el bienestar, las emociones positivas y cómo las personas pueden vivir vidas más significativas y plenas. Ben-Shahar es conocido por sus clases sobre la felicidad, que han sido de las más populares en la historia de Harvard. Sus investigaciones y enseñanzas se centran en cómo la gratitud, el optimismo y la resiliencia emocional pueden cultivarse para mejorar la vida diaria.

Nunca es demasiado tarde para aprender a sentir. Si quieres, puedes probar preguntando a tus más cercanos: “¿Cómo te sientes?”. También puedes probar mostrando tus emociones, incluso las más incómodas; al hacernos vulnerables, logramos conectar con más profundidad con los demás.

Si escuchamos con curiosidad y apertura a los niños y jóvenes, podremos descubrir que detrás de lo que muchos llaman “generación de cristal”, hay personas que saben sentir y gestionar mejor sus emociones. Imagina que la empresa donde trabajas o tu familia viviera las emociones de forma más abierta.

Creo que nos ahorraríamos muchos malentendidos y faltas de comunicación.  Aprender a sentir no nos hace más débiles, pero sí nos hace más humanos. Si quieres echar el chal con nosotros sobre este tema de las emociones, ve a nuestro podcast FAMILIA VIVA en YouTube y déjanos tus comentarios.

El episodio #9, que podrás encontrar esta semana, habla sobre aprender a sentir y un concepto que quizás sea nuevo para ti: la negligencia emocional. Nos vemos por allá. Que tengas una bonita semana.  Mándame tus comentarios y te leo en mi correo: familiaviva@marysolflores.com o síguenos en redes sociales como: @familiaviva.mx

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